Pasando por Madrid
Extraño editorial el titulado Pasando por Madrid, aparecido en el diario de su digna dirección el 13 de septiembre pasado, y dedicado a la hipotética convocatoria de un referéndum sobre el Tratado de Maastricht. Extraño porque:1. Quien es partidario de la convocatoria de un referéndum tiene como objetivo precisamente eso, que se convoque un referéndum, y no solamente, como quiere el editorialista, "... estimular la información y animar el debate...". No entiendo por qué quien es partidario de una cosa ha de conformarse con lo que les apetezca a ustedes, al Gobierno y a la oposición de derechas.
2. Quien quiere la convocatoria no se va a dejar arrastrar por nadie, porque ya está al cabo de la calle y no necesita que lo lleven "... los demagogos, los aventureros de la política ansiosos de emociones fuertes y aquellos otros..." a los que se refiere el editorial, señores que yo no sé si existen, porque no se dice quiénes son con nombres y apellidos.
3. Efectivamente, se puede estar a favor o en contra de la convocatoria de referéndum. Yo es
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toy a favor, ¿y ustedes? Por lo que se desprende del editorial, supongo que están en contra. Pero no lo dicen claramente,, ni exponen sus razones en la forma que sería de esperar del medio serio que creo que son. Por el contrario, sólo se dedican a indicar con qué han de conformarse los partidarios de la convocatoria, inventando, de paso, demagogos y aventureros como forma de descalificación fácil y gratuita de aquellos que no comulgan con ustedes.
4. El no a Maastricht, según afirman, se nutriría de los descontentos de cualquier tipo y no sólo de los que estén en contra del tratado. Puede ser, pero estamos ante una especie indemostrable. Lo seguro es que ustedes piensan que la ciudadanía es incapaz de no mezclar el asunto que origina un referéndum con otros ajenos, calificando implícitamente a la gente de enana mental. ¿Se atreverían a mantener esto de forma explícita?
5. Por último, el párrafo final del editorial no tiene desperdicio. Piense, señor director, que en lo penal no son las meras sospechas las que pueden condenar en un Estado democrático y de derecho. Por similitud, que el editorialista sospeche, pero no pruebe, me parece suficiente para descalificar el citado editorial, quedando a salvo, precisamente, aquellos cuya descalificación se pretendía.
En los trabajos rigurosos no valen sospechas. Demuestren y prueben, porque lo demás sí es demagogia y mal hacer.-
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