Una exigua minoría de ciudadanos de Kuwait elige nuevo Parlamento
Miles de varones kuwaitíes, vestidos de blanco, guardaron ayer cola para votar en las primeras elecciones legislativas de los últimos seis años. Entre los 81.400 ciudadanos con derecho a voto, un 13,6% de la población, no había ninguna mujer, que no pueden votar por imperativo legal. Los únicos con este derecho son los hombres mayores de 21 años que puedan demostrar que sus familias residían en el emirato antes de 1920.
Aunque se presentan varios grupos de oposición, carecen de posibilidades de alcanzar la mayoría en el nuevo Parlamento, formado por 50 diputados y 16 ministros.Los colegios electorales amanecieron limpios y muy protegidos por la policía. Los ciudadanos de primera clase -aquellos que pueden demostrar que sus familias estaban en Kuwait antes de 1920- y que poseen el derecho de voto comenzaron a formar colas desde primeras horas de la mañana. En ellas no se encontraba ninguna mujer, pues carecen de derecho a voto.
Los varones están obligados a presentar su acreditación ante el juez que vigila la entrada del local de las votaciones. Allí reciben las papeletas, realizan en privado su selección y depositan el voto en una urna vigilada por agentes de los partidos.
Se presentan 278 candidatos para ocupar 50 escaños. Concurren siete formaciones políticas. El opositor Foro Democrático Kuwaití, integrado por nacionalistas árabes e izquierdistas, cuenta con figuras extremadamente populares, como Ahmad el Jatib, pero carece de posibilidad alguna.
La oposición, que incluye grupos proiraníes, suníes o integristas partidarios de regirse sólo por la charia (la ley islámica), se presenta fragmentada y enfrentada entre sí. Las previsiones les otorgan, en su conjunto, un máximo de 20 escaños. A pesar de ello, Hamed Al Juan, uno de sus líderes, es optimista: "Si no tuviera esperanza, no estaría aquí".
El emir Al Shaba dispone ahora de dos semanas para nombrar a los 16 miembros del Gobierno, que adquieren automáticamente la condición de diputados lo que desequilibra la mayoría parlamentaria que pueda producir la voluntad popular. Ésta no es la única particularidad de la democracia kuwaití. La nueva Asamblea, la primera desde el final de la guerra del Golfo, se regirá por la Constitución de 1962, que reserva al emir grandes poderes legislativos. Los nuevos diputados tan sólo aprobarán las leyes sancionadas por el emir. Aunque pueden promover el voto de confianza contra cualquier ministro, la figura del jefe del Gobierno queda fuera de su control político.
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