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Los barrios más pobres deberán esperar años los 50.000 millones prometidos.

Francisco Peregil

La oficina ya está inaugurada. El hombre que está al mando, designado. Los estudios sociológicos que orientarán las inversiones, concluidos. Pero faltan los 50.000 millones de pesetas aprobados por la Asamblea para revitalizar los distritos de la periferia de la capital. El dinero tiene que salir de tres cajas distintas: la Admistración central, la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid. Mientras, los barrios más pobres arrojan unas cifras de pobreza y marginalidad que escandalizan a los más insensibles. Ha pasado casi un año desde el acuerdo parlamentario y todo sigue igual para los ciudadanos del sur.

Alguien podría deducir que los niños más torpes de Madrid se encuentran en San Blas, Vicálvaro, Vallecas-Villa, Puente de Vallecas, Villaverde, Usera, Carabanchel y Latina. De los 21 distritos de Madrid, estos ocho acumulan casi la mitad de los chavales que no logran terminar los estudios primarios. ¿Son más torpes? Evidentemente no. ¿Tienen menos plazas de colegio? El responsable de la Oficina de Cooperación para Actividades Preferentes (OCAP) no lo cree así. Sentado en un despacho provisional que le adjudicaron en la Puerta del Sol, al lado del que ocupa el presidente de la Comunidad, Joaquín Leguina, el ex gerente del Instituto de la Vivienda de Madrid, Miguel Ángel Pascual, asegura que los niños del sur disponen de plazas escolares suficientes.El problema, en su opinión, es mucho más complicado. Se refiere a la necesidad de dotar con mejores medios los colegios e institutos públicos ya existentes, de adecentar y revitalizar todos los servicios públicos disponibles para que esos barrios no continúen fabricando marginados.

Por poner un ejemplo más, el 40% de los perceptores del salario de los pobres (Ingreso Madrileño de Integración) se concentra también en dichos distritos. La forma de evitarlo, según el responsable de la oficina, es comenzar desde abajo, con los niños mas pequenos.

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A Miguel Ángel Pascual le bulle en la cabeza, y entre sus papeles, la idea de lo que sería el "buque insignia, la bandera" del plan global de revitalización de los barrios periféricos. A saber: el gran centro de los jóvenes de Madrid, con 50 o 100 habitaciones para que ensayen los músicos noveles o impartan clases artistas de prestigio reconocido. Incluso salas de montaje de cine y vídeo donde los directores españoles enseñen también a los cineastas novatos. Todo un lugar de ensueño que, según Pascual, debería contar con la financiación de la Sociedad General de Autores Españoles y otras entidades privadas.

En otro barrio -"no sé aún en cual"- se instalaría el segundo buque insignia: un gran espacio de acampada libre para niños, con un hotel para jóvenes, un centro de aventuras y la sede del Club Infantil de Madrid. Como telón de fondo, se plantea la organización de la Olimpiada Infantil de Madrid.

La crisis económica que pregona el ministro de Hacienda, Carlos Solchaga, no parece que vaya a estimular las inversiones. Pero los planes de Pascual decansan sobre la certeza de que el plan debe comenzar a funcionar dentro de tres o cuatro meses. El resto, que abarca la lucha contra el fracaso escolar, la creación de, apartamentos. para ancianos -con comedores comunes-, la revitalización de los centros de atención sanitaria primaria y todo un revoltijo de proyectos tan etéreos cómo voluntariosos, tendrá que esperar varios años, quizás una década. En ningún momento la Comunidad ha fijado el plazo en que se deberían gastar los 50.000 millones prometidos. Sin embargo, está previsto que antes de que acabe este año se diseñen los primeros planes de inversiones.

El peligro que subyace tras el incumplimiento de las promesas es que surga un líder vecinal populista -Nicanor Briceño fue un ejemplo- que aglutine el des contento social de los barrios "Cuando vinieron los emigrantes de Andalucía y Extremadura al sur de Madrid tenían posibilidades de mejorar su calidad de vida", explica Pascual, "pero sus hijos no tienen ninguna. A mu. chos de ellos no les queda la opción ni de ser metalúrgicos o electricistas, como sus padres, porque el mercado no demanda ya esas profesiones''.

El Grupo Socialista del Ayuntamiento de Madrid tendió un cable a Leguina y elevó una propuesta al pleno para que el Consistorio se comprometiera a pagar la parte que le corresponde -un tercio- de esos 50.000 millones. No prosperó.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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