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Entrevista:

Francia y Alemama deben liderar el banco europeo"

Karl Otto Pólil forma ahora parte de la banca privada de Colonia, desde da rienda suelta, en su primera entrevista importante desde que dejó el Bundesbank, a sus pareceres.Pregunta. La mayoría de los franceses ha votado a favor del Tratado de Muastricht y, por consiguiente, a favor de la Unión Monetaria Europea. ¿Pasará pronto el marco alemán a formar parte del pasado?

Respuesta. En este momento, no parece que vaya a ser así. A pesar del voto francés, el tratado sobre la Unión Monetaria Europea no entrará en vigor hasta dentro de algún tiempo. Antes de que los franceses votaran sí, los daneses ya habían votado no. Y no estoy muy seguro de que el Parlamento británico, si tenemos en cuenta las turbulencias monetarias de las últimas semanas, esté dispuesto a ratificar el tratado. En resumidas cuentas, el futuro del Tratado de Maastricht es incierto.

P. ¿Es concebible una moneda común sin un Estado común?

R. No conozco ningún precedente, pero puedo imaginarme la existencia de una unión monetaria y un banco central europeo sin una unión política, siempre que se detalle con precisión el cometido del banco y que éste se esfuerce por mantener la estabilidad de los precios.

P. El Tratado de Maastricht es ambicioso. Intenta además alcanzar un acuerdo sobre seguridad y política exterior en el seno de la Comunidad Europea.

R. El tratado se ha formulado en un lenguaje vago. El Tratado de Maastricht en su actual forma se debería archivar y habría que negociar un nuevo tratado que estipulara únicamente la creación de un banco central europeo. Esto supondría dos grandes ventajas. Si se tratara únicamente de crear un banco central, Dinamarca, cuyas principales preocupaciones se basan en su sistema social, accedería. Y no tendríamos que esperar hasta 1997, o incluso hasta 1999, para la creación de un banco central y una unión monetaria europea.

P. ¿Deberían estar Italia y el Reino Unido en la unión monetaria?

R. Yo no excluiría a ningún país. Pero es necesario que estén dispuestos a participar y, si se quiere que el sistema funcione, es preciso que se cumplan requisitos de adhesión muy estrictos. Está claro que ese es el caso de los países que hasta la fecha han constituido el núcleo de la CE y del Sistema Monetario. Europeo: Bélgica, Holanda, Dinamarca, Luxemburgo, Francia y Alemania.

P. Los que, desde el punto de vista económico, son países débiles se sentirán excluidos. Muchos países de la CE, ya temían el desarrollo de una Europa de dos velocidades.

R. A algunos miembros de la CE no les interesaría entrar de inmediato a formar parte de una unión monetaria. Un organismo de esta índole crearía grandes problemas a los países débiles. El entrar a formar parte de una unión monetaria podría llevar a algunos de los países más débiles a la pérdida de competitividad, y finalmente a un mayor índice de desempleo. Y, por supuesto, no todos los países de la CE estaban en el SME desde el principio.

P. ¿Quién sería el líder de un club de élite formado por las principales potencias europeas?

R. Francia y Alemania deberían liderar juntas. A corto plazo, ambos Estados podrían crear conjuntamente un banco central, en el cual podrían tomar parte Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Dinamarca. Tan pronto como los otros países de la CE estuvieran listos y en situación de acatar la disciplina de un sistema de esta índole, deberían tomar parte igualmente. .

P. El presidente Mitterrand. ha expuesto con claridad su visión del futuro: los políticos deberían decidir la política monetaria, y el banco europeo se encargaría de supervisar los aspectos técnicos.

R. Esos comentarios fueron muy preocupantes, se oponen radicalmente al enunciado del Tratado de Maastricht. En lo que respecta a la cuestión de la independencia, el estatus del banco central está absolutamente claro. Establece que no se permitirá a los gobernadores del banco que reciban instrucciones. Estoy convencido de que para los alemanes la independencia es una condición sine, qua non.

P. No estamos seguros de eso. El reciente descenso de los tipos de descuento alemanes bajo una fuerte presión política planteó serias dudas acerca de la independencia del Bundesbank.

R. La independencia significa, sobre todo, que uno queda libre de directrices. No significa, naturalmente, que uno quede libre de toda presión.

P.Los criterios de adhesión para formar parte de la unión monetaria se definen también cuidadosamente. ¿Sobrevivirán estos criterios ante la presión de los políticos?

R. Sería una lástima que en la práctica no se tuviera en consideración lo que queda establecido en el tratado. Pero debo admitir que siempre existe ese riesgo.

P. Durante cinco años, los tipos de cambio de las monedas europeas permanecieron prácticamente estables. Ahora han aparecido grietas en el SME. ¿Se trata de un retroceso temporal o de un fallo sistemático?

R. Sólo los británicos y los italianos se han salido del Mecanismo de los Tipos de Cambio y es de esperar que esto sea algo temporal. En esencia, el sistema monetario, tal y como se creó en 1979, permanece intacto. No veo otra alternativa a él.

P. ¿Podría haberse evitado el actual caos de los mercados?

R. Creo que sí. Deberían haberse unido a tiempo y elaborar un nuevo paquete. Se deberían haber fijado de nuevo los tipos de cambio, no sólo de la lira, sino también de la libra y de la peseta. Esto habría concedido al Bundesbank la oportunidad de realizar un recorte mayor de los tipos de interés.

P. ¿Fue este un caso de mala gestión internacional?

R. Se podría haber evitado la crisis si los Gobiernos y los gobernadores de los bancos centrales hubieran ofrecido a los mercados una idea convincente. No fue ese el caso. En Europa faltó tanto coordinación como liderazgo. Desde mi punto de vista, debería haber habido una sesión especial de los ministros de economía y de los gobernadores de los bancos centrales, como fue costumbre en una época.

P. ¿Qué se debe hacer para evitar otra crisis monetaria?

R. No queda otra alternativa que mantener unido el Sistema Monetario Europeo y que el marco alemán desempeñe un papel dominante.

P. Esa idea enfurece a los Estados vecinos. ¿No hay otra alternativa al predominio del Bundesbank?

R. La única alternativa sería una institución en la que se decidiera la política monetaria de manera conjunta. Y eso sólo podría hacerlo un banco central europeo.

P. Mientras Bonn continúe financiando la reconstrucción de Alemania Oriental con nuevos créditos, el Bundesbank continuará con su política de altos tipos de interés. ¿Se está financiando sólidamente la reunificación?

R. Se calcularon mal las consecuencias económicas de la reunificación. Cuando Bonn le propuso a la RDA importar marcos alemanes al Este, yo dije un día después: el Bundesbank apoyará fielmente la decisión política del Gobierno. Pero es preciso dejar claro que harán falta enormes transferencias. El Gobierno tardó mucho en tomar nota de estos hechos cruciales.

P. ¿Fue esa la razón de su dimisión?

R. Me resultó muy frustrante que se hicieran oídos sordos a mis temores, que expresé no sólo públicamente sino incluso, con mayor énfasis, a puerta cerrada. Eso no me agradó demasiado.

P. ¿Han resultado las cosas peores de lo que usted temía?

R. Sí, por desgracia. En una economía de mercado, la mayor parte de las empresas de la antigua Alemania Oriental resultarían hoy insolventes. Las ingentes cantidades de ayuda financiera disfrazan las verdaderas dimensiones de la crisis.

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