El símbolo de la frustración
Maradona y Bilbao no han mantenido nunca buenas relaciones, como si ambos fueran víctimas de una atracción fatal desde que el jugador argentino militara durante dos temporadas en las filas del Barcelona. La lesión que le produjo el primer año Andoni Goikoetxea en el Camp Nou y los incidentes del partido de Copa de 1984 (con victoria rojiblanca por 0-1) han protagonizado los principales disgustos de Maradona en su época española. La imagen de Maradona abandonando el campo con la camiseta desgarrada, tras una tangana general entre los jugadores de uno y otro equipo, concluyó el católogo de disgustos protagonizados al alimón por Maradona y el Athletic. La última visita a San Mamés, el 29 de enero de 1984, se saldó con victoria azulgrana por 1-2, gracias a dos goles de Maradona y con el consiguiente rifirafe dialéctico entre el argentino y Goikoetxea que alimentó una herida permanente.Ocho años después parece haber llovido lo suficiente y en el ambiente bilbaíno no se observa especial animadversión hacia el jugador argentino, pero el temor de que un gesto, un descaro o un guiño encienda la mecha permanece latente. La decisión de Maradona de jugar en Bilbao no ha caído en saco roto ante los augurios de una renuncia premeditada. En el Athletic sólo un jugador (Luis de la Fuente, también ex sevillista) se ha enfrentado a Maradona y Andoni Goikoetxea ha abandonado el club para ayudar a Clemente en la selección. Todo ha cambiado en Bilbao aunque San Mamés recibirá a Maradona con viento y agua, como en aquellos tiempos, a no ser que el astro argentino, imbuido por la magia sevillana, obre un milagro meteorológico.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.