Vecinos de Padrón logran atrapar al presunto violador y asesino de la niña de Vilalba
X. M. PEREIRO / X. HERMIDA José María Real López, de 28 años, presunto autor del asesinato de la niña María del Carmen Rivas López el pasado 16 de septiembre en Vilalba (Lugo), fue detenido ayer por la Guardia Civil cerca de Padrón (La Coruña), después de una breve persecución en la que participaron varios vecinos, que lograron acosarlo y retenerlo. El detenido fue trasladado a primeras horas de la tarde a la comandancia de este cuerpo en Lugo, desde donde fue conducido anoche a la prisión de Bonxe. Cien personas, entre ellas varios escolares, esperaron durante horas en el exterior de la comandancia para conocer el desenlace del caso.
A la 1.30 de la madrugada de ayer, los propietarios del bar Bellavista, en el lugar de Picaraña, en la carretera Pontevedra-Santiago, vieron cómo un joven que había consumido una caña de cerveza en el establecimiento se metía en el interior de un Dyane 6 abandonado a 10 kilómetros de la carretera, pero no le dieron más importancia.A primera hora de la mañana dos empleados de una funeraria sí se decidieron a avisar al cuartel de la Guardia Civil (que ya estaba en situación de prealerta) sobre la presencia de un individuo sospechoso que se parecía al buscado "por el crimen de la niña" y que dormía en el coche. Al llegar los agentes, el sospechoso ya había desaparecido, pero fue avistado por vecinos de las aldeas cercanas.
Según Alfonso Castro Penedo, concejal padronés que vive en la zona, "lo vio una mujer, lo increpó y él contestó bajándose les pantalones". Objetivo ya de una persecución generalizada, José María Real llegó a pasar delante de una escuela, mientras la maestra recogía a los niños y cerraba la puerta con llave. Después de media hora, sobre las diez de la mañana, un vecino que había salido a buscarlo con su coche logró localizarlo y retenerlo, hasta que fue detenido momentos después por los efectivos de la Guardia Civil, junto a la vía del tren en la aldea de Angueira de Suso.
El presunto asesino no ofreció resistencia, a pesar de que llevaba un enorme cuchillo. En los lo minutos que permaneció atado a un poste de señales ferroviarias, a la espera de un vehículo, Real López llegó a preguntar la razón de su detención y manifestó que el arma le servía "para coger fruta por el camino", según el testimonio de Alfonso Castro. Entre las numerosas personas que se congregaron alrededor del poste, sin saber todavía quién era el, detenido, una mujer esgrimía una vara, amenazándolo: ",Como seas el de Vilalba, merecías unos golpes".
José María Real, que había llegado a la zona de Padrón caminando a través del monte, permaneció durante toda la mañana en el cuartel de la Guardia Civil hasta que pasadas las dos de la tarde, salió en un furgón escoltado por un vehículo todoterreno hacia la Comandancia de la Guardia Civil de Lugo, adonde llegó pasadas las cuatro. Horas más tarde, el juez instructor del caso, Miguel Ángel Pérez Moreno, ordenó que el acusado ingresara en la prisión provincial de Bonxe.
Regreso a prisión
José María Real López volverá a la moderna prisión situada entre Lugo y Vilalba, apenas tres meses después de haber salido de ella en libertad condicional tras cumplir parte de la condena de 12 años que le impuso en el mes de noviembre de 1986 la Audiencia Provincial de Lugo por la violación, un año antes de la niña. P. A. F., de 11 años, en un callejón de la ciudad.
Flor eso, cuando María del Carmen Rivas, a la que su familia llamaba Maruchi, desapareció al volver del primer día de colegio y sobre todo cuando un voluntario de la Cruz Roja descubrió tres días después el cuerpo de la niña, violada y brutalmente asesinada, las investigaciones se centraron principalmente en José María Real.
Aunque la prima de Maruchi no reconoció en la foto que le mostraron el rostro del presuroso conductor de un Ford Fiesta blanco momentos después de la desaparición de la niña, las primeras pesquisas descubrieron que el sospechoso había intentado alquilar un vehículo en dos agencias, con urgencia y visiblemente drogado.
Al no poder conseguirlo, debido a sus antecedentes, requirió la ayuda de un amigo, un joven de origen cubano llamado Orlando y conocido como El Negro (actualmente en prisión), que desconocía sus intenciones, según la policía, pero alquiló para él el Fiesta color blanco que fue posiblemente la primera confirmación de que las sospechas iban por buen camino.
Filtración del nombre
La publicación de la identidad del sospechoso determinó que el Consejo General del Poder Judicial abriera expediente informativo -cerrado hace tres días- al juez instructor del caso, a pesar de que éste nunca facilitó datos sobre la marcha de la investigación.
Ayer los ciudadanos de Vilalba dieron un suspiro de alivio colectivo, que disolvió las ingentes cábalas que se hacían sobre los posibles móviles del crimen y los rumores sobre imaginarias localizaciones del presunto autor, incluidos los que decían que había sido visto en discotecas de la zona.
Pánico en los caminos
Durante los 15 días transcurridos desde el asesinato no se supo nada sobre el paradero de José María Real. De ahí que, a medida que se retrasaba su captura, se extendiera por algunas zonas de Galicia una psicosis de raptos de niñas y se multiplicaran las denuncias de personas que creían haber visto a un individuo cuya descripción coincidía con la del presunto asesino. Este temor que se apoderó de una población conmocionada por la brutalidad del crimen pudo ser determinante para la captura de Real, en la que resultó decisiva la intervención de los vecinos de Padrón.A principios de esta semana, la policía de Vilagarcía de Arousa -a unos 25 kilómetros de Padrón- recibió varias llamadas de personas que creían haber visto a José María Real, cuya fotografía fue publicada por varios diarios regionales. Algunos testimonios coincidían en que el presunto asesino merodeaba cerca de un cementerio. Sin embargo, la policía no pudo contrastar estas denuncias y les concedió escasa credibilidad.
Las sospechas populares estaban alimentadas por un presunto intento de secuestro de una niña de nueve años que se produjo el domingo muy cerca de Vilagarcía, en el municipio pontevedrés de Meis. Los padres de la chiquilla denunciaron a la Guardia Civil que el conductor de un automóvil trató de llevársela junto a su casa. El desconocido huyó atemorizado por un perro.
La psicosis había llegado también a Padrón, donde hace dos días algunos vecinos aseguraban ya que la Guardia Civil rastreaba los bosques en busca de Real. Aquí, los hechos abonaban de nuevo el terreno a las conjeturas populares. El martes otro desconocido invitó a subir a su automóvil a una niña de 13 años, que huyó despavorida. Pero la descripción del hombre que dio la pequeña -un hombre grueso de unos 50 años y pelo canoso- no se correspondía con los rasgos de Real.
De todos modos, sí se pudo comprobar que antes del asesinato de Vilalba, hace casi un mes, un individuo de aspecto similar al acusado abordó a otras dos niñas de Padrón. Además, hace sólo 10 días en la localidad de Catoira, en la misma comarca, otra niña escapó de dos jóvenes que la invitaban a subir a su coche ofreciéndole juguetes.
Eran demasiadas coincidencias como para que pasase inadvertida la presencia de José María Real la noche del miércoles en la aldea de Prada, muy cerca de donde fue detenido ayer.
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