El borrador de la Ley de Capitalidad prevé elecciones en los distritos

El primer borrador de la Ley de Capitalidad para el municipio de Madrid recoge la propuesta de que los vecinos elijan directamente a los vocales de las juntas de distrito. Esta medida, "todavía sin hilvanar", según el primer teniente de alcalde, Luis María Huete, será analizada en la reunión que el edil mantendrá a primeros de octubre con el consejero de Cooperación, Virgilio Cano , junto con otros responsables municipales y autonómicos.

Huete, vicepresidente de la Federación Madrileña de Municipios, adelantó ayer, tras una sesión de trabajo en la Consejería de Cooperación, que el esbozo de la Ley de Capitalidad ya contiene sus cinco capítulos esenciales. "Leguina dice que el que tenga prisa que acelere [véase la entrevista publicada el domingo por EL PAÍS], pues entonces vamos a ponernos en marcha", replicó Huete para dar a entender, que recogía el guante lanzado por el presidente regional.

El aspecto del borrador que sin duda generará el principal debate político es la posibilidad de que los vecinos de los 21 distritos -algunos, más poblados que muchas capitales de provincia- puedan elegir directamente a los vocales en las juntas. En la actualidad, los partidos políticos eligen a sus delegados en cada distrito, en proporción a los resultados electorales obtenidos en el conjunto de la ciudad, sin tener en cuenta los votos que lograron en cada distrito.

Izquierda Unida propuso en su programa electoral para los pasados comicios locales la elección directa de los vocales, que a su vez designarían al presidente de la junta. Su portavoz municipal, Francisco Herrera, planteó la convocatoria de un referéndum para aprobar esta reforma electoral.

Madrid, el primero

El borrador también recoge la consideración de la "preeminencia" de Madrid sobre el resto de los municipios españoles. "Hay quien se molesta, a veces, por cuestiones de protocolo", ironiza el primer teniente de alcalde. Al mismo tiempo, se analiza la organización interna del Ayuntamiento, que en opinión de Huete podría plasmarse en un reglamento municipal propio. Por ejemplo, para que sean técnicos y no políticos quienes se ocupen de un área municipal. Un cuarto capítulo aborda la creación de un órgano de relaciones permanentes entre los gobiernos municipal, autónomo y nacional.

Finalmente, se regulan las aportaciones que el Estado debe hacer a las arcas municipales para compensarles del coste de la capitalidad. "No va a haber problemas de dinero, todos los cálculos coinciden: ser la capital de España nos cuesta entre 12.000 y 18.000 millones de pesetas anuales", apostilló Huete.