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La compra del voto rural, factor clave en los comicios de mañana en Tailandia

Juan Jesús Aznárez

La compra del voto rural en Tailandia -que decidirá las elecciones generales de mañana- reviste formas tan diversas como el desembolso de 500 pesetas por sufragio, barra libre en el garito del pueblo, promesas de levantar nuevos templos budistas o multiplicar los ingresos por cosecha arrocera. En caso de gran necesidad electoral, el candidato regala un par de zapatos. El izquierdo se entrega la víspera y el derecho cuando la papeleta ha sido depositada en las urnas. El partido que preside el hombre más odiado por los militares, Chamlong Srimuang, afirma que cerca de un 10% del presupuesto nacional termina en los bolsillos de funcionarios corruptos.El pasado lunes, dos. autobuses fletados por candidatos de un partido leal al estamento castrense partieron de la localidad de Supan Buri con un total de 150 personas. Los vehículos aparcaron en un restaurante de Bangkok y allí el pasaje cenó por todo lo alto. A los postres, las señoras y ancianos pasaron a un saloncito donde escucharon música folclórica, degustaron los tocinillos de cielo locales y libaron, en apacible tertulia, licores de la tierra y extranjeros. El resto -los candidatos. y el electorado varón en edad de dar y merecer- puso patas arriba una casa de masajes al grito de "¡viva el Chart Tai!", la formación que financió la farra.

El relincho de los más entusiastas participantes en aquel mitin de jabón y sexo alertó a la comisión oficial encargada de velar por la honestidad de los comicios de mañana. Simulando ser clientes y compartir las alegrías del sarao, los inspectores fotografiaron bañeras y bañistas y pasaron un informe al Ministerio del Interior denunciando estos métodos en la captación de votos.

Es una muestra de cómo la democracia constituye un concepto abstracto cuyo sustento diario no es fácil en esta nación de 160.000 pesetas de ingresos anuales per cápita. Fuera de la capital, la letra de los programas electorales entra más fácil con dinero en efectivo. "Yo no gano mucho y tengo una familia que alimentar. Prefiero apoyar a alguien que me ayude de alguna forma", confiesa sonriendo un hombre joven a cargo de un pequeño huerto.

Mañana se deciden los 360 escaños de la Cámara de Representantes y el próximo primer ministro. Bangkok cuenta con 35 diputados que pasarán en su mayoría a manos del monje budista que promovió las protestas callejeras de hace cuatro meses contra el depuesto general Suchinda, frrozmente reprimida por los militares. El campo, donde la deuda de gratitud es casi sagrada con quienes han sido generosos, decidirá la composición de la Cámara.

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