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Los Paralímpicos muestran los grandes avances de las prótesis

Milagros Pérez Oliva

John Silver, el entrañable pirata de La isla del tesoro, llevaría hoy con toda seguridad un flex foot en lugar de la vieja pata de palo, y en lugar del abordaje de algún barco, intentaría ganar una medalla paralímpica. Del mismo modo, el Capitán Garfio habría solicitado ya a la casa Otto Bock los prospectos del nuevo brazo microelectrónico. Piernas y brazos articulados, sillas que apenas pesan siete kilos y nuevos materiales han permitido a los atletas paralímpicos alcanzar marcas inimaginables hace 10 años.

La vitrina que contiene los nuevos modelos de prótesis ha sido sin duda una de las principales atracciones de la Villa Olímpica. Se encuentra en la entrada del taller de reparación de sillas y prótesis que ha abierto durante los Juegos Paralímpicos la Federación Internacional de Técnicos. Ortopédicos y la firma Otto Bock. Una iniciativa que ha merecido los encendidos elogios de los atletas, pues los 80 técnicos voluntarios que se turnan en el servicio han atendido gratuitamente un promedio de 70 percances diarios. El interés de los atletas se ha centrado en la deslumbrante vitrina en la que se exhibe el flex foot, el pie articulado que tantos prodigios ha hecho en estos Paralímpicos. Muchos quedaron atónitos al observar la vertiginosa progresión hacia la meta de Joe Gaetani en la prueba de 100 metros para atletas amputados.

No parecía posible que unas piernas como aquellas que le dieron el oro a Gaetani fueran ortopédicas. La imagen se convirtió en la mejor demostración de hasta dónde puede llegar la ortopedia.

Günter Rutz, el técnico alemán que dirige el servicio de reparaciones, resume así su evolución: "Durante muchos años, sólo hubo la pata de palo o la armadura de hierro. A partir de la I Guerra Mundial se trabajó más la madera y se introdujo el aluminio. Pero el gran salto se produjo en los años sesenta, con la revolución de los plásticos duros. Ahora estamos incorporando la fibra de carbono con muy buenos resultados".

Las rodillas hidráulicas, en fase de experimentación, están dotadas de un sistema de control eléctrico de frenado y bloqueo.

El pie articulado está dotado de un sistema que permite recuperar parte de la fuerza del impacto sobre el suelo y catapultarlo controladamente hacia arriba y hacia adelante. Incluso los amputados que han perdido la pierna desde la cadera disponen hoy de una pierna pélvica, dotada de todas las articulaciones. Según Rutz, el material de titanio ha permitido hacer las prótesis un 30% más ligeras.

También en cuestión de brazos se están haciendo grandes avances. Las prótesis de brazo son, de aluminio porque no necesitan tanto apoyo ni tanta resistencia. Los brazos microelectrónicos son en este caso el futuro: "Utilizamos las señales eléctricas que se generan en la propia musculatura mediante electrodos de contacto. Para ello, la prótesis dispone de un sistema de contacto con la piel que recoge los impulsos eléctricos generados en la musculatura, los amplifica 450.000 veces y los envía a otro sistema que controla los movimientos de la mano ortopédica", explica Rutz. "Se trata de identificar, por ejemplo, los músculos que pueden intervenir en el movimiento de abrir, cerrar y girar la mano, y conectarlos adecuadamente con la prótesis".

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