Películas en el autocar

Después de una estancia de unos días en Benidorm, tomo para regresar a Madrid un autocar que sale a las 0.10 del día 20; como cuida el Estado de nuestra salud: zona de fumadores, zona de no fumadores. Al poco rato se conecta el vídeo del que va dotado el vehículo para hacernos el viaje más agradable; ¿agradable he dicho?Con total desprecio a las personas que estábamos y sin tener en cuenta la presencia de niños, entre los que se contaban mis hijos, se empezó a pasar una película rayana en la pornografía, y eso siendo suave en el calificativo; desde luego soez y vergonzosa para cualquier persona con un mínimo de sensibilidad, con una escenas que si las describiera ahora, sin duda, usted se negaría a publicar.

Pedí que se cambiara de película, naturalmente no fui atendida; pero como el tono, aunque parecía imposible, seguía subiendo haciéndola total mente intolerable, volví a exigir su retirada, cosa que esta vez se hizo, sin que hubiera la menor protesta de ningún viajero, pero teniendo que aguantar la impertinencia de un empleado del autobús.

Si el Estado califica unas películas e impide el acceso de los menores a las salas donde se proyectan, ni aun con sus padres, ¿cómo es que permite que luego las tengamos que soportar forzosamente en un vehículo público?, en este caso propiedad del mismo Estado. ¿Por qué no cuida esto, como de nuestos pulmones? ¿No tiene nada que decir la Organización de Consumidores y Usuarios?