¡Ay, Ibiza!

¡Ay, Ibiza! Si te vieran ahora los griegos, los fenicios, los cartagineses, los romanos o los árabes, aquellos ancianos pobladores que tu nombre hicieron evolucionar de un siglo a otro, de una conquista a otra... Los griegos te llamaron Pytiusa; lbosum los cartagineses; al enamorarse Roma de ti te bautizó Ebusus. Y finalmente, los árabes te acercaron a lo que eres hoy: Yebisah.

Di, Ibiza, si te vieran ¿qué dirían? Seguramente, al contemplarte llorarían emocionados porque mantienes tu belleza verde y beis, también cristalina, pero tras el júbilo emotivo y sentimental que provoca todo reencuentro se lamentarían tornando el tono de sus lágrimas en un lastimero gemido.

Se quejarían ante la visión de unos repobladores nada conquistadores, de pálidos y rosados rostros; tartamudearían ante tan chabacanos moradores, perturbadores del reposo de los isleños.

¡Qué espanto!", murmurarían. "¿De dónde han salido estos seres que no saben de buenas maneras, que pasean sin cortesía por sus callejuelas, dando sustos al miedo, tremendos invasores los hooligans, desahogándose en una expansión borrachina, esparcimiento descocado que su país no les permite? ¡Ay, Ibiza! Incluso los corsarios que en ti se refugiaban saldrían huyendo ante tanto hortera desvarío.-