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Pros y contras de una divisa fuerte

La fortaleza de la peseta dentro del Sistema Monetario Europeo (SME) ha sido criticada por empresarios y algunos analistas. Por eso las declaraciones realizadas ayer por el ministro de Economía vuelven a sembrar la polémica sobre la conveniencia de mantener una divisa potente. Según expertos consultados, una de las razones de mantenerla fuerte hay que buscarla en la necesidad de contener las presiones inflacionistas que ejercen los productos importados. Precisamente la contención de la inflación es una de las preocupaciones constantes de Solchaga.Otra razón radica en que cualquier ajuste a la baja de la posición de la peseta provocaría un reajuste al alza de los tipos de interés, que ya son altos, para mantener el flujo de ahorro extranjero. La existencia de tipos altos es una de las bases del atractivo que tiene España para la inversión foránea.

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Una depreciación de la peseta no resolvería los problemas de competitividad de la, economía española y podría paralizar nuevas inversiones. Este argumento fue defendido recientemente por el gobernador del Banco de España, Luis Angel Rojo, en su primer discurso ante el Consejo General del banco emisor. Rojo señaló: "Cuando una economía registra desviaciones de costes que deterioran su competitividad, siempre surge la tentación de pedir que la competitividad se restablezca mediante una depreciación del tipo de cambio. La dificultad consiste en que si las causas básicas del problema no se han corregido, ceder a esa tentación no los resuelve, los agrava".

Cuevas y Pujol

El presidente de la CEOE, José María Cuevas, sin embargo, lanzó unas virulentas críticas en julio, poco antes de entrevistarse con Felipe González. Cuevas propuso realizar actuaciones inmediatas para debilitar la peseta "porque está limitando la capacidad exportadora". Aunque precisó que no estaba pidiendo una devaluación de la peseta, sino que se revisase la cadena que condiciona el valor de la moneda: gasto, déficit y tipos de interés.Las últimas críticas han correspondido al presidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, quien declaró al diario El Observador el pasado domingo: "El Gobierno basa su política económica exclusivamente en el fomento de la recepción de ahorro exterior. Esto es admisible como mecanismo temporal, para poner en marcha una economía, pero no hay que habituarse a ello. Es una política que comporta una peseta y unos tipos de interés muy altos; es decir, comporta hechos muy negativos para la economía productiva del país".

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