El año olímpico sólo lleva logrado el 13,2% de las grandes marcas de todos los tiempos

Una vez disputados los títulos, una vez apagada la fiebre de las medallas olímpicas, el atletismo ha derivado hacia su otra vertiente: los récords. Las competiciones se organizan tratando de que los atletas tengan todo a favor y nada en contra para facilitar la consecución de las grandes marcas. La progresión se hace cada vez más lenta y difícil. Prueba de ello es que, hasta ahora, este año olímpico sólo ha contribuido a establecer el 13,2% de las mejores marcas que están homologadas en el atletismo. La reunión de Berlín de] pasado viernes tampoco aportó ningún registro excepcional.

Considerando las diez mejores marcas de todos los tiempos en cada una de las 43 pruebas olímpicas del atletismo (24 masculinas y 19 femeninas), hay 17 en las que todavía no se ha producido este año ningún registro que pueda figurar en el Top-10. En las reuniones que están celebrándose en Europa se ponen todos los medios para ello. Es el caso de las famosas liebres, contratadas para que los atletas más rápidos del momento puedan conseguir que 1992 no pase en blanco para pruebas tan carismáticas como los 800 metros, los 5.000 y los 10.000.Los Juegos de Barcelona no depararon abundantes grandes marcas: 13 en el Top-10 masculino y otras tantas en el femenino. Esas 26 se añaden a las 27 que anteriormente se habían ido consiguiendo en las competiciones preolímpicas y a las tres -una en Colonia y dos en Zúrich- de la gira europea posterior a los Juegos. En total, 57 marcas en 1992 entre las 430 de la clasificación de todos los tiempos.

De todas esas marcas seis han sido récords mundiales:, los 46.78 segundos del estadounidense Keving Young en los 400 metros vallas; los 8.02.08 segundos del keniano Moses Kiptanui en los 3.000 metros obstáculos; los 6,13 metros del ucraniano Serguéi Bubka en pértiga; los 94,74 metros del checoslovaco Jan Zelezny en el lanzamiento de jabalina; los 37.40 segundos del equipo estadounidense (Marsh-Burrell-Mitchell-Lewis) en los 4xl00 metros; y los 2.55.74 minutos también del equipo norteamericano (Valmon-Watts-Johnson-Steve Lewis) en los 4x400.

De todos estos récords, sólo hay dos de auténtico relieve: los de vallas y obstáculos. La velocidad y técnica de Young pusieron fin a 17 años de reinado de Edwin Moses. La aplastante superioridad de los corredores de Kenia renueva continuamente la plusmarca de los obstáculos, de la que cualquier atleta de otro país ha quedado alejado en cinco segundos.

Pero ha habido otras marcas que, sin ser récord, hay que tener en cuenta. En la categoría femenina, en la que no se establece ningún récord mundial desde hace cuatro años, empieza a haber movimiento en pruebas con el listón muy alto.

Gail Devers (EE UU), Gwen Torrance (EE UU) y Juliet Cuthbert (Jamaica) han conseguido entrar en el selecto grupo de las diez velocistas más rápidas sobre unas distancias, 100 y 200 metros, que quedaron hipotecadas por la estadounidense Florence Griffith y de las corredores de la extinta RDA. Implantados los controles andidopaje aleatorios, las grandes marcas escasean.