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La crisis y la escasez de ahorro en los países ricos provoca la repatriación de sus inversiones

Jesús Mota

La desaceleración económica de los países más desarrollados y la falta generalizada de ahorro está provocando el repliegue de capitales a sus lugares de origen. Holanda encabeza la lista de países cuyas empresas más han desinvertido en España en los seis primeros meses de este año: 75.200 millones de pesetas. Esta cifra supone un aumento del 340% respecto a los 17.100 millones de pesetas que las empresas holandesas desinvirtieron entre enero y junio de 1991. El monto total de desinversiones en España por parte de empresas extranjeras se acerca a los 175.000 millones de pesetas, un 237% más que en el primer semestre del año pasado, y representa "una subida importante", según la Secretaría de Estado de Comercio.

El origen de estas operaciones, para el caso de Holanda, hay que buscarlo en la venta de participaciones en empresas españolas por parte de holdings con sede en Holanda en busca de la realización de beneficios. En esta explicación coinciden la Secretaría de Estado de Comercio y el agregado comercial holandés en Madrid. El aumento de la inversión directa holandesa en España (un 88,6% en el primer semestre) prueba el interes empresarial holandés por España, según la embajada de los Países Bajos.No obstante, este aumento resulta atípico, puesto que la caída del 42% de las inversiones holandesas en España el año pasado dejó el listón muy bajo. La relación entre inversión y desinversión arroja un dato más interesante. Mientras que en 1991 las empresas holandesas desinvirtieron 32 pesetas de cada 100 que invirtieron, en los seis primeros meses de 1992, esta cifra se eleva ya a 76 de cada 100 pesetas. Los malos resultados de las multinacionales obligan a éstas a liquidar parte de sus activos para mantener el tipo, según la Secretaría de Estado de Comercio.

Pero en términos relativos, es el Reino Unido quien se lleva la palma. La desinversión británica en el primer semestre de 1992 -más de 36. 100 millones de pesetas- supera en un 581% a la del mismo periodo del año anterior. El caso británico es más preocupante porque, al contrario que Holanda, el volumen total de inversiones también ha disminuido (un 16,2% respecto al año anterior).

Este incremento desinversor consolida una tendencia que se inició el año pasado y que provocó, tras dos años consecutivos de aumentos, un descenso de la inversión directa neta extranjera del 16%. La explicación de la Secretaría de Estado de Comercio fue entonces que el cambio de definición de lo que se considera inversión directa afectó de manera negativa a las cifras de 1991.

A partir de ese año se considera inversión directa la realizada a través de títulos "no cotizados en Bolsa", mientras que anteriormente el calificativo directa iba unido a su calificación jurídica. Las cifras del primer semestre de 1992 vienen pues a confirmar, sin que esta vez medien factores estadísticos, el cambio de tendencia apuntado el año anterior.

También el caso alemán es significativo: las desinversiones germanas en España aumentaron un 516,7% entre enero y mayo de este año respecto al mismo periodo de 1991. El volumen desinvertido en la primera parte del año alcanza los 7.400 millones de pesetas. La coyuntura económica española y el elevado nivel de los costes salariales en España (un 80% de los alemanes) son los responsables de la ralentización de la inversión directa alemana, según el agregado comercial de la Embajada alemana en Madrid. Más que los territorios de la ex RDA, son Hungría y Checoslovaquia -con unos salarios que apenas alcanzan el 30% de los alemanes- los países que están están recibiendo un cierto flujo de inversión que antes se dirigía a España. La cercanía geográfica de estos países con Alemania contribuye a reforzar esta tendencia.

La liberalización del mercado financiero europeo hace que las necesidades de reservas monetarlas de las empresas extranjeras en el país en el que invierten no sean tan agudas. Muchas empresas alemanas, por ejemplo, cubren estas contingencias con créditos contratados en Alemania.

La neutralización de estas corrientes desinversoras pasa necesariamente por la consecución de beneficios por parte de las empresas multinacionales y la recuperación económica.

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