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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El gran atasco

Que el Gobierno que el señor González preside es un Gobierno sin orden ni concierto es una obviedad. Las actuaciones marcadas por la improvisación, forzadas por la coyuntura, están en boca de todos los ciudadanos.Prueba de lo dicho es la situación caótica, vivida este verano en Algeciras y en la comarca del Campo de Gibraltar, como resultado del paso del Estrecho por los centenares de míles de inmigúantes norteafricanos en vacaciones. Ya en julio, con ocasión del primer gran atasco del puerto de Algeciras, el señor Corcuera dijo que, si de él dependiera, los servicios mínimos serían del cien por cien. Porque, para el señor Corcuera, los responsables de aquel gran atasco no fueron quienes, en las Administraciones nacionales y autonómicas, hicieron gala de falta de interés e ignorancia en la planificación de la operación paso del Estrecho. Los culpables fueron los trabajadores que llevaban tres meses de huelga legal en defensa de sus intereses.

En agosto, las navieras que hacen el servicio de transporte entre Algeciras. y el otro lado del Estrecho están trabajando, en expresión de los medios de comunicación, "a tope". Y de nuevo se ha repetido el gran atasco.

Mientras el señor Corcuera, el señor Borrell y el señor González disfrutan del descanso bien ganado tras los esfuerzos en pro del país, en el Campo de Gibraltar se producen situaciones de vergüenza y de bochorno, verdaderos atentados a los derechos humanos, que sufren y padecen los inmigrantes norteafricanos.

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1. Los inmigrantes, aunque sean norteafricanos, merecen ser tratados del modo en que querrían ser tratados ustedes.

2. Los ciudadanos del Campo de Gibraltar, aunque seamos casi norteafricanos, merecemos disfrutar del verano con las mismas comodidades que ustedes querrían para sí.

Por,tanto es necesario que estudien requerimientos, planifiquen tareas, organicen recursos de modo que garanticen que no habrá otro gran atasco. Para ello no basta crear el puesto de coordinador de la operación paso del Estrecho, habilitar zonas de acampada, convertir la bahía de Algeciras en una inmensa superficie de hormigón o llenar el Estrecho con miles de transbordadores. Debe implicarse en la solución del problema a los países donde los inmigrantes trabajan y a sus países de origen. Francia, Holanda, Italia, Marruecos, Argelia, todos, porque todos se benefician del trabajo de los inmigrantes. Deben ayudar a que su viaje de vacaciones no sea un viaje al infierno. Y, naturalmente, el infierno no puede seguir siendo Algeciras. Porque aquí es donde los inmigrantes pasan horas y días al sol, en las condiciones más difíciles; donde se sienten engafiados; donde son potenciales víctimas de estafadores; donde manifiestan su ira, su violencia, a veces. Pero también es aquí donde cada verano los habitantes nos vemos obligados a prescindir de muchos servicios municipales y a compartir otros, en las precarias condiciones que son de suponer, con 600.000 o 700.000 personas.

Y la solución no puede ser que Europa dé dinero para pagar nuestro esfuerzo. Hay que compartir el esfuerzo. Francia o Italia deberán financiar el viaje de los inmigrantes a sus países de origen, de modo que embarcasen en Marsella, en Génova, o en cualquier otro puerto del Mediterráneo, y les cueste igual o menos que embarcar en Algeciras. Y Marruecos y Argelia deberán disponer lo necesario para que puedan ser puertos de destino no sólo Ceuta y Tánger-

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