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El dorado de Peña Grande

El incendio del domingo reaviva el rumor de un botín escondido bajo las chabolas

Una reyerta con dos muertos puso pies en polvorosa a los miembros del clan gitano Jiménez Silva, que hace un año vivían en el poblado marroquí de Peña Grande. Con su espantada se inició un rumor: en la huida precipitada dejaron enterradas droga y joyas. Nadie ha encontrado alhajas ni papelinas bajo las chabolas, pero pobladores y vecinos siguen convencidos de la existencia de este peculiar El dorado. El incendio del domingo reavivó las sospechas porque el fuego comenzó en uno de los chamizos donde presuntamente quedó enterrado el botín.

Una pala excavadora comenzó ayer a retirar los restos calcinados de la veintena de chabolas que ardieron el domingo. Entre los escombros aparecían bombonas, somieres retorcidos por el fuego, ollas ennegrecidas y trozos de butacas. Ni armas ni tesoros escondidos. Pero la existencia de algún extraño botín enterrado es un secreto a voces en el campamento.Los vecinos aseguran que algunos de los miembros del clan gitano que desapareció de la zona tras la reyerta han vuelto a acudir al poblado. Según esta versión, el primer retorno de varios Jiménez Silva se produjo en agosto de 1991, dos meses después de su huida. Llegaron al centro del asentamiento, excavaron frente a una de las chabolas y sacaron una bolsa de plástico verde y varios cubos que se llevaron entre grandes muestras de alegría.

La segunda visita tuvo lugar el 30 de diciembre, siempre según los vecinos del lugar. En esta segunda ocasión no desenterraron nada. Para el 14 de febrero, festividad de los enamorados, desaparecieron del entorno.

Disparos en el poblado

La Jefatura Superior de Policía confirma que los dos cadáveres hallados el 21 de mayo de 1991 en la Dehesa de la Villa están relacionados con los disparos que se produjeron el día antes en el poblado de Peña Grande. A partir de este hecho, varios miembros del clan Jiménez Silva tienen pendiente una orden de busca y captura. Portavoces de este cuerpo aseguraron ayer que "esta familia se encuentra en paradero desconocido, aunque en algún momento fue localizada en Badajoz". Las mismas fuentes ponen en duda que alguien de este clan se haya asomado por el asentamiento.

Entre los habitantes del poblado no sólo se confirman estas visitas, sino que además se habla de amenazas a los inmigrantes que viven en las chabolas clave donde presuntamente hay algo escondido.

Pero los rumores sobre tesoros escondidos no son el principal quebradero de cabeza de los habitantes de este campamento. Los 60 inmigrantes que el domingo pasado perdieron sus chabolas entre las llamas todavía siguen aloiados en las tres carpas instaladas por la Cruz Roja. El concejal de Seguridad, Carlos López Collado, reiteró ayer que el Ayunta miento les permitirá rehacer sus chabolas. La asociación de vecinos de Joaquín Lorenzo y Manuel Garrido, que agrupa a varios propietarios de chalés colindantes con el poblado, presentó ayer una denuncia contra el concejal presidente del distrito de Fuencarral-El Pardo, Miguel Martín Vela. En ella le acusan "de imprudencia temeraria y negligencia grave en el cumplimiento de sus funciones, al no haber adoptado las medidas necesarias para evitar el incendio". Esta asociación ha denunciado reiteradamente ante la junta "el hacinamiento, la acumulación de basuras y las tomas ilegales de fluido eléctrico" en este asentamiento situado a siete metros de distancia de sus viviendas unifamiliares.

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