Poweil realiza, a 16 días de la final olímpica de longitud, el mayor salto del hombre

El estadounidense Mike Powell, de 28 años de edad, dio ayer el mayor salto que se conoce del hombre al llegar hasta los 8,99 metros. La marca no será homologada como récord mundial al realizarse con un viento a favor de 4,40 metros por segundo, cuando el máximo permitido es de Ios metros. Sin embargo, Powell, más que por el viento, que en la longitud suele perjudicar, se vio favorecido por la altitud, ya que en Sestrieres, en los Alpes italianos, es de 1.800 metros.

Lo que quedó claro es que el estado de forma de Powell es magnífico. Ya inició la temporada a un gran nivel (8,91 metros con viento a favor), pero no fue capaz de mantenerlo a causa de una lesión en las vértebras. Reapareció en el preolímpico (8,32 en la clasificación y 8,62 en la final) y superó en todos sus saltos a su compatriota Carl Lewis.Había, sin embargo, dudas razonables para considerar a Powell como el gran favorito de los Juegos: el hecho de que sólo le quede la longitud para intentar lograr una medalla de oro en Barcelona ha determinado que Lewis, por primera vez en su vida, se concentre en el salto ante los Juegos, lo que le puede convertir en un rival temible.

Pero ahora, cuando faltan poco más de dos semanas para la gran cita, programada para la tarde del 6 de agosto, y mientras Lewis se prueba y llega a los 8,23 metros, Powell ha efectuado el mayor salto de la historia.

Desajuste en la carrera

El viento favorable con que contó hay que interpretarlo, más que como una ayuda, como un obstáculo que superar porque, cuando es de tal intensidad, contribuye a hacer más rápida la carrera y causa un desajuste en los apoyos. El impulso que se toma en el salto de longitud se mide al centímetro, sobre todo en los últimos 20 metros porque hay que acortar la penúltima zancada para que tome verticalidad y no hay que rebasar la tabla para evitar que sea declarado nulo.

La gran marca sirve como presagio de lo que va a ser la final olímpica. No es récord. Si lo fuera, habría sido establecido en altitud, donde sí se mejora notablemente el rendimiento en todas las pruebas en las que se requiere velocidad. Tampoco los 8,99, a un centímetro de una mítica barrera, es la marca que persiguen Powell y Lewis. Para ellos, la cifra mágica son los 9,14 porque equivalen a los 30 pies. Powell aseguró: "Puedo mejorar la plusmarca mundial en Barcelona".

En Sestrieres también hubo una marca de récord, pero igualmente invalidada por el viento, aunque en este caso su intensidad (2,01 metros por segundo) no molestaba demasiado. La alemana Heike Dreschler se fue hasta los 7,63 metros, 0,11 por encima del de Galjna Chistialcova, de la CEL

Esta ha sido la primera vez que en Sestrieres se han logrado marcas de récord, que es lo que persiguen los organizadores desde que crearon la reunión en 1988. El viento impidió la homologación y el Ferrari Testa Rossa prometido al atleta que consiguiera una plusmarca en esta localidad alpina sigue sin entregarse.

Lewis también intervino en la reunión, pero lo hizo en los 100 metros. Más que la importancia de la marca (9,98 segundos con 2,50 de viento a favor) lo fue su clasificación, ya que ganó a su paisano Leroy Burrell (10,04). Lewis manifestó: "En la final de los Juegos podría haber hecho 9,80".

Registros importantes fueron también los 19,79 segundos de Milce Marsh en los 200, los 10,82 de Gwen Torrance en los 100 y los 44,27 de Steve Lewis en los 400. Todos, eso sí, con viento a favor.