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Las grandes empresas estatales italianas se transforman en sociedades anónimas

Ayer comenzó el proceso de transformación de los grandes grupos empresariales del Estado italiano -IRI, ENI, ENEL, INA, IMI, BNL- en sociedades anónimas, en aplicación de las normas aprobadas el pasado sábado por el Gobierno de Giuliano Amato para reducir el déficit público de este año en 30 billones de liras (casi dos billones y medio de pesetas). La transformación en sociedad anónima es previa a la venta de cuotas minoritaras de tales empresas, con la que el gobierno espera recaudar unos 10 billones de liras.La transformación en sociedades anónimas deberá concluir antes del 21 de julio, y para el 26 del mismo, se habrán debido formar dos holdings -uno para las participaciones industriales del Estado y otro para las financieras- que serán gestionados por el Ministerio de Hacienda.

Esta transformación es consecuencia de una ley de privatizaciones aprobada por el anterior Gobierno, de Giulio Andreotti, cuya aplicación había quedado en suspenso, como el propio Ejecutivo, durante el largo interregno abierto por las elecciones generales del pasado 5 de abril.

Amato trata de recuperar ahora el pulso de una situación desesperante para las finanzas públicas, con un déficit que avanza hacia los 180 billones de liras, echando mano de los grandes gigantes del sector estatal italiano, como el IRI -primer grupo industrial del país, con un total de 420.000 empleados y una facturación de 77 billones de liras-, el ENI -dedicado a la petroquímica, con 131.000 empleados y 48 billones de facturación- o la empresa eléctrica ENEL, con 122.000 empleados y una facturación de 27 billones de liras.

Hacienda recabará fondos con el patrimonio de estas empresas, tanto a través de la venta directa de sus acciones 1 como me diante la emisión de obligaciones convertibles por un importe de entre el 20%% y el 45% del valor de las empresas. Empresarios y profesionales de la economía italiana han criticado esta política de venta parcial de los grupos estatales como una solución de parche para el déficit.

Según esas críticas, el Gobierno debería ir a una verdadera privatización, cediendo cuotas mayoritarias y la gestión de sus empresas, lo que facilitaría la colocación de esas participaciones en la Bolsa, ya que la reacción de los mercados a esta nueva oferta pública no está garantizada. Precisamente por ello, el Gobierno ha abierto la vía de la emisión de obligaciones convertibles para redondear sus cuentas.

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