La Iglesia debe ser la intercesora de los países pobres en la política, según Metz

La Iglesia debe convertirse en un "denodado intercesor de los países pobres y de su derecho de intervencíón en la política mundial". Así de rotundo se mostró ayer el alemán Johann Baptist Metz, máximo exponente de teología política europea, durante su intervención en un encuentro internacional organizado por el Instituto Fe y Secularidad, que concluye hoy en El Escorial (Madrid). Metz señaló que la Iglesia debe intervenir "en favor de igualdad en cuestión de derechos humanos y contra la extendida opinión de que los postulados de los derechos humanos serían en realidad imperativos antisistema en el comercio mundial". Este encuentro se ha organizado para conmemorar que hace 20 años se dio a conocer en Europa la teología de la liberación, precisamente en El Escorial.El teólogo alemán destacó que existen dos clases de derechos humanos en la actual política mundial y que los países pobres no pueden tomar decisión sobre la libertad y dignidad de sus ciudadanos. Y se preguntó ."¿Quién de nosotros tendría la ocurrencia de pensar que también los pueblos pobres podría tener derecho a intervenir en la política a escala mundial de Ios países industrializados del Norte y a presionar en favor de una decisiva democratización de la economía mundial?".

El teólogo continuó: "¿A quién de nosotros se le ocurriría la idea de que los países pobres tienen derecho a cuestionar la soberanía de los países ricos, que no sólo son responsables en último término de las catástrofes ecológicas, sino que además han sometido a los pueblos y culturas pobres a una presión de modernización y aceleración que no sólo no fomentan, sino que destruyen las formas humanas dignas de la vida en esos países?".

De ahí que para el teólogo alemán haya dos clases de derechos humanos, que se agudizan desde el fin de la guerra fría. Reflexionó sobre que los ricos fuertes países industrializados no necesitan tener miedo a q los pobres vayan a alinearse con el bloque político equivocado.

La terquedad cristiana

En una carta enviada a los 200 teólogos reunidos en El Escorial el padre de la teología de la liberación, el peruano Gustavo Gutiérrez, afirma que "la terquedad es una virtud cristiana" y que pobreza en América Latina ha crecido en los últimos 20 años. "La brecha con los países ricos (España es actualmente uno de ellos) se ha ahondado. Las resistencias que es necesario vencer se han hecho más espesas. Mi propio país vive momentos en los que el habitual tuteo de los pobres con la muerte temprana injusta se hace intolerable".Gutiérrez, que no hace ningún comentario en su escrito sobre la renuncia al sacerdocio de Boff, recuerda que ha habido compañeros que han dado su vida "hasta el extremo" por su solidaridad con los oprimidos y por fidelidad al Evangelio.