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El primer ministro ruso destaca el proocidentalismo de su Gobierno al presentar la reforma económica

El primer ministro de Rusia, Yegor Gaidar, hizo ayer profesión de fe occidentalista al presentar ante el Parlamento el nuevo programa de reforma económica a largo plazo. A sólo tres días del inicio de la cumbre de Munich del Grupo de los Siete (G7), decisiva para el futuro de Rusia, Gaidar subrayó: "El Gobierno de Rusia tiene una orientación pro occidental porque está convencido de que hoy en día es la única política razonable. Es esa política la que responde a los intereses nacionales a largo plazo. Es esencial para la recuperación económica y también para su seguridad".El jefe del Gobierno ruso en funciones quiso dejar claro con estas palabras que las líneas básicas de actuación del nuevo Gabinete no difieren de la del anterior, pese a haber incorporado a elementos más conservadores procedentes del potente complejo militar-industrial, que en Rusia es la base fundamental de la industria. El nuevo programa incorpora cautelas proteccionistas para la gran industria, que se suman a algunas medidas recientes del Gabinete que incrementan el déficit presupuestario y a la decisión de volverse atrás en la liberalización de los precios de la energía para dar un conjunto que desagrada profundamente a los técnicos del Fondo Monetario Internacional. "La lógica de las cifras es rígida y no podemos correr más", dijo Gaidar en aparente respuesta a los que presionan desde el exterior.

El eje del discurso del primer ministro fue que la economía rusa debía recuperar la capacidad de acumular capital que ha perdido con el desmoronamiento del sistema comunista y que se aprecia en un solo dato: la inversión productiva prevista para este año es sólo la mitad de la del año 1991. "El objetivo básico del programa es restablecer la capacidad de desarrollo económico, pero ahora a partir de la creación de los mecanismos de mercado", subrayó.

El Estado, precisó, debe contribuir a esa necesaria acumulación de capital mediante una drástica reducción del gasto en ámbitos como el de la Defensa o mediante la supresión de los "programas sociales innecesarios". La recuperación de la capacidad inversora de las empresas debe pasar por su privatización, continuó. Y repitió que el plan del Gobierno es privatizar para 1994 todo el comercio y los servicios, además del 30% de la mediana y gran industria. Un año después, el 50% de esta última debe estar en manos privadas.

El tercer eje de fomento del ahorro, según Gaidar, irá orientado hacia la población en general. Por último, el Gobierno ruso pretende atraer la inversión extranjera, aunque el propio Gaidar es consciente de que ello no será posible en gran escala hasta 1995. El jueves el Parlamento adoptó una decisión que ilustra la situación económica: subió el sueldo del presidente hasta 21 veces el salario mínimo, lo que supone que este mes Borís Yeltsin cobrará 18.900 rublos, unas 15.000 pesetas al cambio establecido por el Banco Central ruso.

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