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SEVILLA EXPO 92

La compañía canadiense Carbone 14 estrena una obra con textos de Bukowski

'Le café des aveugles' narra una gira de un bailarín que dura 20 años

El canadiense Gilles Maheu estrenará esta noche, en el teatro Central de Sevilla, Le café des aveugles. Esta nueva producción de su compañía, Carbone 14, una de las que más arriesga en el teatro de vanguardia contemporáneo, es una comedia musical, como la definió ayer Maheu. La obra mezcla textos de Charles Bukowski, danza, música y cine en un intento de cuestionarse "el frenesí de la sociedad actual". Tras éxitos como Hamlet-Machine o Le Rail, la obra es un recorrido autobiográfico de Maheu. "Cada espectáculo es una aventura, una nueva dirección", aseguró ayer.

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La puesta en escena de Le café des aveugles se basa en un guión cinematográfico sobre la infancia del propio Gilles Maheu, quien ya había utilizado elementos autobiográficos en montajes anteriores, como en Le Dortoir. "En la película que se incluye en la obra se describe una infancia desdichada en un barrio obrero de Montreal y dibuja a los padres del protagonista a través de la correspondencia real que yo mantuve con los míos", explicó Maheu.La historia, contada a través de cuatro músicos, seis bailarines y dos cantantes que interpretan textos de Charles Bukowski, Geneviève Letarte y Jerry Snell, narra la vida de un bailarín que deja su país para formarse en Dinamarca y se embarca en una gira por todo el mundo que dura 20 años.

"Le café ofrece un teatro corporal, físico y se ha convertido en el espectáculo más musical de cuantos he dirigido esto responde a mi idea del teatro como un cuestionamiento permanente. El teatro nunca es una realidad absoluta, sino parcial", reflexiona el fundador de Carbone 14.

El espectáculo, coproducido por la Expo, el Centro Nacional de Arte de Ottawa y las celebraciones del 350º aniversario de Montreal, se divide en 12 cuadros, según cada uno de los países en los que actuaba la hipotética compañía. "Cada uno es tratado como tina canción, tiene su color y su emoción propia", dijo Maheu. El blues y el rock están presentes en la música que para este, montaje hin compuesto Claude Vendette y Claude Fredette.

La puesta en escena, inspirada en un cuadro del pintor andaluz Cristóbal Toral, evoca el ambiente de un café y está habitada por 50 sillas y 10 mesas que, según las necesidades de la historia, se transforma y evocan otros objetos. La versatilidad de los objetos, usada con mucho éxito en Le Dortoir, es una de las características del trabajo de Maheu, quien no se resigna a que los elementos escenográficos sean sólo cosas y les da vida propia.

Con el título de la obra su director se cuestiona "la mirada". "Ese café era un local que existió en París durante la Revolución y en el que tocaba una orquesta de músicos invidentes. Por ello el título juega con la idea de la convivencia entre ciegos de tiempo parcial y los ciegos permanentes", concluyó.

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