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Los lideres del FIS abandonan el banquillo con gritos contra la "tiranía"' del Argel

"¡Abajo los tiranos!" gritó el dirigente del Frente Islámico de Salvación (FIS) Alí Benhay cuando abandonaba ayer, empujado por los soldados, la sala del Tiribunal Militar de Blida donde una hora antes se había iniciado el juicio contra los siete máximos dirigentes de la organización integrista, acusados de cinco delitos diferentes, entre ellos el de atentado y conjura contra la seguridad del Estado, sancionados con la pena de muerte.

Los otros seis acusados y todos los abogados defensores dejaron también la sala, protestando así por la falta de garantías procesales, lo que llevó al tribunal a decretar la suspensión sin fecha determinada de la vista. La suspensión coincidió con ataques a las fuerzas de seguridad argelinas por extremistas simpatizantes del FIS. Un policía murió y dos resultaron heridos.Alí Benhay fue escoltado por la policía fuera de la sala mientras seguía dando voces contra el Gobierno y los miembros del tribunal. A su lado, con la cabeza erguida, caminaba en silencio el número uno de la organización islámica, Abassi Madani. Alguien trató de hacer callar a Benhay, golpeándole con el puño en el pecho.

Así finalizó ayer por la mañana la sesión de apertura del juicio oral seguido contra la dirección del FIS. La vista había sido anunciada por la prensa local como el proceso más importante en la historia de Argelia desde su independencia. El letrado Aomar Bentumi, en nombre de los 17 abogados defensores, había tomado la palabra y explicado a la presidencia que ellos también se veían obligados a retirarse por indicación expresa de sus clientes, que opinaban que no existían las garantías procesales suficientes como para ser juzgados con honestidad e independencia.

Bentumi enumeró las supuestas irregularidades procesales y entre ellas destacó la prohibición (le las autoridades a que accedieran a la sala la, prensa internacional, los representantes de Amnistía Internacional y un grupo de cuatro abogados marroquíes, miembros de la organización de defensa de los derechos humanos, que habían llegado a Argel para colaborar con la defensa de los acusados en virtud de los acuerdos jurídicos firmados entre ambos países.

Aornar Bentumi, ex ministro de Justicia durante la época de Ahmed Ben Bella, ex decano de los abogados de Argel y miembro activo de la Asociación Internacional de Juristas Demócratas, con sede en Bruselas, añadió que entre las irregularidades procesales se encontraba, además, la negativa del tribunal a aceptar el testimonio de diversos militares y políticos que participaron en las conversaciones mantenidas en junio de 1991 entre el FIS y la presidencia de la república. En ellas se negoció la desconvocatoria de la huelga general y se pusieron las bases para un proceso de cohabitación entre los integristas y el poder. Una cohabitación que nunca pudo llevarse a término. Una vez explicado ésto, los abogados defensores también abandonaron la sala.

Fue en ese preciso instante cuando ante la atónita mirada del fiscal militar y de la prensa local -la única habilitada para entrar en la sala- el presidente del tribunal decidió suspender momentáneamente la vista y se retiró a deliberar con sus compañeros de mesa. Una hora más tarde el juez decretó la suspensión del juicio, sin señalar fecha, a pesar de que el Código de Justicia Militar y el Penal permitía la continuación del juicio y el nombramiento de abogados de oficio.

A nadie se le escapó que con esta suspensión providencial las autoridades han logrado sortear momentáneamente un proceso tildado de inoportuno, ya que se ha abierto en vísperas del 300 aniversario de la independencia de Argelia y después de un incremento considerable del precio de los alimentos de primera necesidad.

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