Fluoración del agua
En relación con la carta de M. A. Fernández Méndez, pediatra de Cuenca, sobre la fluoración del agua, publicada el 10 de junio, me gustaría puntualizar algunas cosas.1. El flúor es ya considerado, generalmente, sólo como medicamento (terapia química). Los animales a los que se sometió a dietas de muy bajo contenido fluorado (0,007 mgr/ kg /1) ni presentaron anomalías en sus camadas ni en su posterior desarrollo. Por otra parte, el hombre vivió milenios sin flúor y con unos dientes a toda prueba; el Museo del Hombre (Louvre) lo atestigua.
2. Con aguas con flúor a 1 mgr/1 sí que se desarrollan menos caries, pero igual reducción se obtiene con empleo continuado de dentífricos fluorados. El flúor actuante en las caries no tiene por qué llegar a ellas a través de la sangre, sino directamente al diente. La vía sistemática puede ser de riesgo; la tópica, no.
3. La caries es elevada en algunas poblaciones, pero si durante las edades escolares se actúa adecuadamente, en edades adultas hay muy pocas caries. ¿Por qué medicar a toda la población? Aplíquese el flúor a quienes lo necesitan. ¿Por qué obligar a todos?
4. Ingerir muchos años aguas fluoradas determina alta acumulación fluorada en huesos, y su debilitamiento, mayor fragilidad. Los últimos trabajos publicados en EE UU y el Reino Unido presentan un efecto propiciador de fracturas, más en casos de osteoporosis y mucho más en mujeres posmenopáusicas con osteoporosis, tan frecuentes en la clínica. ¿Por qué agravar a estas personas?
5. La fluoración del agua, ni es tan sencilla ni tan económica, porque hay que computar también lo que social y ambientalmente supone no sólo los costes dentarios, quién paga las fluorosis que provoca, las fracturas de osteoporóticos, las agravaciones artrósicas o artríticas que o provoca o agrava en personas de edad, qué es lo que supone ambientalmente, etcétera. Es muy complejo el tema y no admite frivolidades ni ligerezas; sí se ha de actuar con criterio médico y medioambiental.-
Odontólogo.
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