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Un polvorín junto al dormitorio

El complejo de la carretera de Canillas -antigua academia de la Policía Armada- alberga a varios de los servicios centrales de la policía: Estupefacientes, Policía Judicial, archivo, artificieros y en breve se trasladará allí la Comisaría General de Información (antiterrorista). La finca tiene un perímetro de miles de metros, circundado por vallas de alambre espinoso y garitas que "están de adorno", según un inspector. La vigilancia la ejercen varios agentes que patrullan por el interior y el exterior.

Los vecinos de la zona se quejan de que la policía guarde explosivos, munición y botes de humo antidisturbios tan cerca de sus casas. No entienden cómo se potencian este tipo de instalaciones, cuando se siguen construyendo viviendas a escasos metros del complejo y un hipermercado de la cadena Pryca, que, una vez terminado, recibirá al año a seis millones de visitantes, según el cartelón publicitario que decora las actuales obras. Un portavoz de Pryca confirmó ayer que este centro será inaugurado en otoño próximo.

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Años atrás, los vecinos de la carretera de Canillas y sus aledaños se quejaban de las molestias causadas por las explosiones de las prácticas de los artificieros en el complejo, pero desde hace ocho años esos ejercicios se realizan en la sierra de Madrid.

Un experto en explosivos cree que el siniestro de ayer pudo ser ocasionado por algún roedor, tras mordisquear un lote de detonadores llegados a Canillas el pasado martes. La misma fuente asegura que "no hubo negligencia" por parte de los artificieros y añade que en el depósito de los Tedax "no se acumulan nunca más de 15 kilos de explosivos". Los artefactos intervenidos a los comandos terroristas se destruyen quemándolos.

Además del depósito de los artificieros, en el complejo policial hay un departamento separado, donde se guardan municiones, armas y botes de humo antidisturbios.

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El inquilino de un piso próximo declaró ayer que su primera impresión, tras escuchar la detonación, fue que se acababa de producir el atentado que tantas veces había imaginado en las tertulias con sus amigos. "A mí me parece muy fácil que un comando de ETA pueda vigilar el cuartel desde cualquier piso próximo, y después lanzar un cohete contra las instalaciones policiales", comentaba un hombre en un corrillo. Hace sólo unas semanas ha comenzado la construcción de apartamentos junto al lugar de la explosión.

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