Miedo
Que los niños vean por televisión el horror de un accidente de tráfico, tanto si se trata de imágenes reales como de un montaje, es preferible a que vean a su padre o a su madre haciendo salvajadas al volante que acaban matando a terceros, o a sí mismos.España figura a la cabeza de la estadística asesina en carretera, por no tener cabeza al rodar sobre el peor firme de Occidente. Pero aquí todavía se promociona la venta de automóviles resaltando la velocidad y la potencia, cuando en el resto del mundo lo que prevalece es la economía y la seguridad.
En Estados Unidos se han probado toda clase de campañas para mejorar la responsabilidad de los conductores, su cortesía y su prudencia. Hemos de mirar hacia allí.
La policía de tráfico de muchos Estados norteamericanos brinda al conductor sancionado la posibilidad de un descuento en la cuantía de la multa si asiste en fines de semana a un cursillo intensivo donde se repasan las normas de circulación, alternando la teoría con el pase de vídeos de accidentes, todos ellos de un realismo espeluznante.
Terminado el curso se expide un certificado del que guarda copia la misma policía para que, en caso de reincidencia, sean más severas las sanciones.
Los ciudadanos apoyan estas medidas convencidos de su beneficio general, ya que el miedo ayuda a la prudencia y ésta impide que aumenten los siniestros. Las televisiones participan en las campañas y las escuelas invitán a los agentes de tráfico para que expliquen a los alumnos cómo deben comportarse al volante.
Quien haya visitado en fin de semana el servicio de traumatología de un hospital español, donde va llegando tanta chatarra humana, conoce el valor trágico y disuasorio que pueden tener esas imágenes.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.