Perot, un multimillonario para la Casa Blanca
El perotista es de clase media o alta, de raza blanca, cree en Dios y odia la corrupción
La misma ciudad que vio morir el sueño del presidente John F. Kennedy hace 30 años presencia hoy el nacimiento de una nueva estrella. El cuartel general de Ross Perot en el norte de Dallas alberga un entusiasmado ejército de voluntarios en vísperas de la gran batalla. En una sala presidida por la leyenda La revolución empezó con nosotros, medio centenar de personas contesta durante 12 horas al día y siete días a la semana decenas de miles de llamadas de apoyo procedentes de todo el país. El trasiego de papeles, de firmas, de ideas, de dinero, de cámaras de televisión, le confiere a todo el aire de una empresa en pleno funcionamiento. Equipos de obreros dan los últimos toques al edificio de 17 plantas que sirve de sede al fenómeno político más sorprendente de las últimas décadas en Estados Unidos.
En una de las oficinas, de diseño funcional y con olor a pintura fresca, rodeado de fotos de la historia familiar y de un óleo que recuerda la gesta de los pioneros, diseña la estrategia el general de esas tropas, un hombre diminuto y con voz de pito que viste con la elegancia de un provinciano en domingo y se mueve con los re-flejos de un lagarto: Ross Perot, en su hora decisiva, en el momento de dejar de ser un héroe popular para convertirse en el aspirante al más importante cargo político del mundo.Su trabajo en esta mañana de jueves, con los periódicos llenos de sus declaraciones del día anterior en la televisión, consiste en escuchar a sus asesores, preparar un programa político, revisar la marcha de la operación de recogida de firmas a favor de su candidatura y contestar llamadas telefónicas de altos personajes sin Identificar. Por unos minutos tiene que interrumpir su labor para conversar con un grupo de manifestantes que se han concentrado en su puerta para protestar contra el control de la venta de armas. Son personajes siniestros, traídos de la tradición tejana del ojo por ojo, a los que Perot trata de convencer, literalmente, de que les quitará las pistolas a "los malos" para dárselas a "los buenos".
Ese incidente apenas distrae la atención de Chuck McDoweIl, un jubilado que conoce a Perol desde hace 30 años y que ahora le roba a su ocio dos días por semana para contestar llamadas en ésa especie de teléfono de la esperanza -1-800-Perot- creado por el multimillonario tejano para recoger las amiraciones y las frustraciones del norteamericano de a pie. "Creo en él y en este movimiento, porque con él vamos a gobernar todos, porque es un hombre íntegro y de principios que sabrá manejar este país como maneja sus negocios", dice McDoweIl.
Chuck McDoweIl anota en un formulario todos los datos de cada comunicante y los pasa después a la sala de computadoras, donde son ordenados y archivados. Se calcula que por este mismo método han sido ya registrados unos cinco millones de llamadas de apoyo. Algunas, de lo más pintorescas. Como un hombre de Nebraska qué le pide que no nombre para la vicepresidencia a una mujer y le recomienda para ese puesto al general Norman Schwarzkopf.
Un nuevo estilo
Perot no sólo divide al sistema y aterroriza a los partidos políticos, sino que ha creado un estilo, una forma de ser entre sus seguidores. El perotista es, generalmente, de clase media o alta, de raza blanca, del centro o el oeste del país, tiene una familia, cree en Dios, odia la corrupción y desconfía de los políticos tradicionales. Ha impuesto entre su personal la moda. de vestir con traje oscuro, camisa blanca y pelo muy corto. En una ocasión despidió a uno de sus trabajadores por llevar barba, y todos saben que el jefe castigaría fuertemente cualquier infedilidad conyugal. Saben también que es duro trabajar con él. "La frase preferida de Perot", dice el profesor Simon, "es: 'no discutamos, pongámonos a trabajar'. No le gusta perder el tiempo en reuniones ni le concede ningún valor a la política o a la ideología. Si observa un problema, lo soluciona".
Su indefinición política permite a este nuevo líder integrar entre sus seguidores a veteranos de la guerra de Vietnam y a jóvenes antibelicistas que aprecian la oposición de Perot a la guerra del Golfo. Puede contar al mismo tiempo con los partidarios del aborto y con los enemigos de los homosexuales.
Detrás de varias puertas que se abren con tadetas magnéticas y un cartel con un billete ficticio de un millón de dólares a medio colocar, Sharon Hamilton, la jefa de prensa de Perot, se empeña en explicar la fórmula del éxito del personaje, a quien conoce desde 1969: "Tiene éxito porque es un hombre de acción, de pensamienio independiente, con visión de futuro, patriota y amante de su familia. Esa es la clave".
Sharon Hamilton trabajó por primera vez con Perot en el equipo de apoyo a los prisioneros norteamericanos en Vietnam y, después, en una de sus compañías de bienes raíces. Ahora es una de la media docena de personas que integran el círculo.íntimo del millonario tejano. El résto son un antiguo candidato a gobernador de Tejas, un ex colaborador de Jimmy Carter, un ex director de The Chicago Tribune, un ilustre abogado de Nueva York, un antiguo presidente de la compañía de computadoras de Perot y su hijo, Ross Perot Jr.
El banderín de enganche de Perot está más concurrido de lo que puede soñar cualquier partido político o asociación. Gloria de la Cruz, de origen mexicano, es una de las últimas reclutadas. En este momento es la persona de confianza de Perot para penetrar en el mundo hispano. "Me vine con él", explica De la Cruz, "porque es un hombre compasivo y preocupado por los pobres. Si Perot lee en un periódico que alguien tiene un problema cuya solución está en sus manos, inmediatamente, y sin decírselo a nadie, dará instrucciones para ayudar a esa persona".
Fecha talismán
Miles de espontáneos como De la Cruz -algunos con buenos sueldos- trabajan en los 50 Estados del país para conseguir el número de firmas necesario para que pueda ser incluido en las papeletas para las elecciones presidenciales. Nadie duda de que ese objetivo será cumplido casi totalmente, pero antes Perot tiene que anunciar todavía formal mente su candidatura, lo que puede ocurrir el día de su cumpleaños, el próximo día 27, una fecha talismán para él, el mismo día en que fundó su primera empresa con 1.000 dólares presta os por su mujer.
Desde ese día, el hombre de quien Richard Nixon dijo que no le gustaría tenerlo como enemigo dejará de ser un fantasma para convertirse en realidad. Desde ese día, George Bush y Bill Clinton pueden echarse a templar, porque en las oficinas de Dallas se preparan irrebatibles discursos que empiezan así: "¡Eh, muchachos!, ¿vamos a dejar que estos malgasten nuestro dinero? Dadme 18 meses y formaré en la Casa Blanca un equipo que acabará con el déficit público".
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