_
_
_
_

El tío Carlos está en el quirófano

Miles de visitantes aguardaron en el hospital de Getafe la operación del líder gitano

"¿Pero qué pasa aquí hoy?". Marina y María José, dos enfermeras del hospital de Getafe, se toparon el martes con una manifestación pacífica cuando salían a tomar el cafelito. El vestíbulo, la cafetería, la sala de visitas, los pasillos y hasta los jardines estaban llenos de gitanos de todas las edades. Endomingados y respetuosos, hablando en voz baja, habían llegado de todos los puntos del globo para acompañar a Carlos Heredia, el tío Carlos, presidente del consejo asesor de la asociación Presencia Gitana, que estaba siendo operado de un tumor en el pulmón.

"Mi padre dejó de fumar hace 15 años, pero se ve que el daño ya estaba hecho", dice Basilio Heredia. Pero si al tío Carlos le faltan ahora dos lóbulos de su pulmón derecho, nunca le han faltado ni su familia ni sus amigos, tanto payos como gitanos, que colapsaron el servicio de donación de sangre del hospital. "Ponga que hemos dado sangre para todos, payos y gitanos, no sólo para mi padre", explica Basilio con orgullo."Ha sido tremendo", confirma la recepcionista del servicio de donación del hospital de Getafe. "Desde dos días antes de la intervención estaba esto repleto de gitanos que venían a donar".

Adoración, la cajera de la cafetería del hospital, no daba abasto para atender a los familiares y amigos del tío Carlos. "Han venido de todas partes, hasta de Italia y de México", asegura. "Y aunque eran muchisimos, no se oyó una voz más alta que otra. Eran todos muy elegantes, muy señores". Adoración duda cuando se le pregunta por el número de gitanos que han pasado por el hospital para acompañar al tio Carlos. "Habría como unos mil", aventura.

"Según nuestros cálculos, sólo el lunes por la mañana pasaron más de 2.000 personas de dos en dos a ver a Carlos Heredia", asegura Manuel Martín, el presidente payo de Presencia Gitana. "Y para cuando yo abandoné,el hospital, quedaba una cola de unas mil personas que aguardaban con la esperanza de verle".

Para Martín, el tío Carlos sólo está recogiendo lo sembrado, ya que ha luchado mucho para que en los hospitales madrileños se permita a los pacientes gitanos recibir las visitas de sus numerosísimos familiares, como manda la costumbre de su pueblo, sin necesidad de pase de entrada. A cambio, el tío Carlos exigía de los gitanos silencio y respeto a las normas de los centros sanitarios y a los demás pacientes.

De todas partes

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

"Aquí habríamos más de mil personas", dice Rosario Heredia, hermana del tío Carlos. "Niños, mujeres, viejos y viejas de todas partes, de Talavera, de Aranjuez, de Villaverde, de Murcia, de Sevilla, hasta del extranjero han venido en avión a ver a mi hermano. Esto parecía una huelga". Rosario se deshace en elogios para explicar lo que representa su hermano para la comunidad gitana. "Todo el mundo le quiere porque es un hombre dedicado al bien de los demás"."Hace nada ha estado en el Vaticano con el Papa", afirma otra de las mujeres que montan guardia junto a la puerta de la unidad de cuidados intensivos. El tío Carlos, como toda su familia, pertenece a la Iglesia evangélica. El liderazgo de este hombre, de 72 años y residente en Getafe, en la comunidad gitana internacional es indiscutible. El título de tío indica que tiene autoridad sobre todos aquellos gitanos que, por edad, podrían ser sus sobrinos.

Gitanos europeos

"No es el rey de los gitanos porque rey sólo hay uno y es el de todos los españoles", explica Jaime, otro hermano del tío Carlos. "Pero sí es el más respetado y querido por los gitanos de toda. España y del extranjero". Durante la convalecencia de su hermano, Jaime va a asumir las responsabilidades del cargo. "Ahora Carlos está muy preocupado por los gitanos de Rumania, Hungría, Rusia y todos estos, países", dice.Como presidente del consejo asesor de Presencia Gitana, el tío Carlos se ocupa también de las relaciones exteriores de la comunidad gitana en España. Jaime sí se atreve a dar una cifra de visitantes del tío Carlos: "Aquí había más de mil personas", dice muy convencido. "Y más de 1.500", apostilla un cuñado. "Y todos eran de la familia", remata orgullosa una de las nueras.

Los empleados del hospital Universitario están acostumbrados a quelos pacientes gitanos arrastren consigo a un número considerable de hermanos, tíos y primos, pero esta vez han visto desbordadas todas sus previsiones. "Es imposible calcular la cantidad de gente que ha pasado estos días por el centro", dice una portavoz del hospital. "Pese a esta muchedumbre, no hubo ningún problema; en todo momento atendieron las órdenes del servicio de seguridad".

"Hasta donde me acuerdo"

, "¿Que está aquí el tío Carlos? Pues habrá venido a verle hasta el alcalde". A la joven paya que recibe sesiones de rehabilitación en el hospital Universitario no le extraña nada la marea de visitantes que recibe el paciente más mimado de la UCI (unidad de cuidados intensivos). "Es una de las personas más respetadas y queridas de Getafe, tanto por gitanos como por payos", afirma.

Mientras, el tío Carlos se recupera de la grave operación y ya planea actividades para cuando salga de la cama. Lo primero, hacer una campaña contra el tabaco entre los jóvenes, ahora que ha comprobado en carne propia que no basta con retirase del vicio a tiempo.

Luego, aunque dice de sí mismo que no sabe "hacer la O con un canuto", seguirá preparando sus memorias, que ya ha empezado a dictar a un magnetofón.

De momento, el tío Carlos ya les ha puesto un título muy sabio: "Hasta donde me acuerdo...".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_