Gordos, fuertes y delicados
Las dificultades del hotel que acoge en Madrid a los luchadores de sumo
Jisashi Tochisagami, Manabu Wakakaze y Tatsuyuki Tochinofuci, a pesar de ser amigos, no pueden montar juntos en un ascensor. Su excesivo volumen les impide compartir los elevadores del hotel Meliá Castilla en donde se alojan. Estos hombres son sólo tres de los 80 luchadores de sumo (rikitsi) que ayer llegaron a la capital para participar en la Gran Gira Europea de Gran Sumo que se celebrará en el Pabellón de los Deportes de Madrid los días 11 y 12 en Madrid. Sin embargo, éste no es el único problema que sus más de 250 kilos de peso les plantea, ya que para elegir un hotel, sus numerosos ayudantes supervisan exhaustivamente las instalaciones. "Una decena de ayudantes japoneses comprobaron si nuestras habitaciones reúnen las condiciones necesarias para estos atletas", afirma Juan Araluce, subdirector comercial del hotel Meliá Castilla. El hotel tuvo que cambiar las sillas por taburetes, buscar colchones de tamaño especial y revisar la resistencia de las bañeras y el mobiliario.De todas formas, los ascensores son un problema insoluble. A pesar de estar preparados para 10 personas, en ellos no cabe más que un luchador por viaje. De los 80 que han llegado a Madrid, 40 son makuucchi (pesos pesados) y 20 makuushita (medios). Están acompañados de una comitiva compuesta por seis árbitros, siete peluqueros, siete cocineros, nueve anunciadores, diez directivos y decenas de ayudantes. Los combates (torikumi) se desarrollarán sobre un ring (dohyo) de paja y arcilla en el que los dos luchadores rikitsi intentarán que el contrincante se salga del perímetro o que lo toque con sus pies.
El equipo de cocineros les preparará platos típicamente japoneses: una dieta compuesta fundamentalmente de arroz, pescado, guisos, verduras y té. Igualmente, un grupo de peluqueros se desplaza a cualquier parte del mundo con los sumistas, ya que el peinado es fundamental a la hora de enfrentarse con los rivales.
Según Juan Carlos Blanco, director general de Deportes de la Comunidad de Madrid, una de las entidades que ha hecho posible su llegada a España, "en el fondo son gente muy delicada y de gustos refinados que tienen como máxima entrenar, comer y dormir". Los luchadores de sumo llegaron en dos aviones, "no por razones de peso -bromea Blanco- sino porque son verdaderos ídolos del Extremo Oriente y, en caso de accidente, sus seguidores no soportarían que murieran todos".
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