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¿De quién son los embriones congelados?

Una pareja de divorciados se enfrenta por la futura gestación de células fecundadas en 1988

La disputa por la custodia de los siete embriones con los que una pareja, ahora divorciada, pretendía resolver sus problemas de infertilidad ha levantado en el Tribunal Supremo del Estado norteamericano de Tennessee una polvareda de cuestiones éticas y morales sobre las consecuencias de donar esperma. Por fin, el pasado lunes, el alto tribunal decidió que Mary Sue Davis Stowe no puede obligar a su ex marido a ser padre a la fuerza y, en consecuencia, se le niega el derecho a utilizar el contenido de los siete tubos que permanecen congelados en un contenedor de nitrógeno líquido de un centro médico.La sentencia trata de mantener un díficil equilibrio sobre si los tubos, que contienen de cuatro a ocho embriones humanos, constituyen vida o son simplemente una nueva posesión que añadir a la lista de pertenencias que los divorciados se disputan en los tribunales después de su separación. La corte, presidida por la juez Martha Craig Daughtrey, concluyó por unanimidad: "Los preembriones no son, estrictamente hablando, ni personas ni propiedades, sino que ocupan una categoría intermedia que les da derecho a un especial tratamiento por su potencialidad de vida humana".

Los óvulos extraídos de la entonces señora Davis y fecundados con el esperma de su marido, Junior Lewis Davis, llevan congelados, a menos 180 grados centígrados, desde diciembre de 1988, dos meses antes de que la pareja decidiera divorciarse tras ocho años de matrimonio. A pesar de que ambos se han casado de nuevo, su batalla legal sobre los embriones no se ha detenido en los casi tres años y medio que llevan divorciados.

En un primer momento, Mary Sue, de 31 años, pretendía que los huevos le fueran implantados en su útero, en el que hubiera sido su decimosegundo intento de procrear por esta vía. Posteriormente decidió donar los huevos fecundados a parejas que tuvieran dificultades para tener hijos. Sin embargo, su ex marido, Junior Lewis Davis, consideró inadmisible esta posibilidad, dado que, como huérfano, manifestó que no podría soportar la idea de tener un hijo por el mundo sin tener posibilidad de relacionarse con él.

La sentencia establece que, mientras la mujer tiene otras posibilidades para procrear, sus intereses no pueden solapar las intenciones de su ex marido, un trabajador de mantenimiento que no desea ser padre.

A pesar de que Mary Sue Davis Stowe ha declarado que no tiene intención de apelar la sentencia, la pólemica que ha despertado el caso sobre estos huevos fecundados seguirá su curso entre los grupos que defienden el derecho a la vida y los que defienden los derechos individuales del padre potencial.

Mary Sue ha declarado, a través de sus abogados, que la sentencia niega a "siete niños potenciales" la posibilidad de vivir y crecer. Los doctores del centro médico de Knoxville deberán decidir ahora si destruyen el contenido de los tubos o lo siguen conservando, ya que la sentencia no establece claramente las directrices que se deben adoptar con los embriones en disputa. La clínica, según el tribunal, "es libre de seguir el procedimiento normal con los pre-embriones que no sean utilizados, siempre que ello no choque con sus opiniones".

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