El DNI de los bebés
Presentada una propuesta de ley para garantizar la identidad de los recién nacidos
Ángeles G., una madrileña de 33 años, sólo había visto a su hijo recién nacido durante unos instantes después del parto. Pero horas después, cuando la enfermera puso un bebé en la cuna junto a su cama, le bastó una mirada para saber que aquel niño no era su hijo. Estaba completamente segura. Se lo habían cambiado. Tras un pequeño revuelo en la clínica madrileña donde había nacido el pequeño, Ángeles pudo recuperar a su hijo. Para evitar este tipo de situaciones, el Grupo Parlamentario Popular ha presentado en el Congreso de los Diputados una proposición de ley que asegura la identidad de los recién nacidos.La identificación de los bebés se realizaría inmediatamente después del parto, en un documento que firmarían el médico y las enfermeras que asistieron al parto, un representante del hospital y un testigo de la madre.
Aunque no ha sido determinado, es bastante probable que, de todos los sistemas que pueden utilizarse para identificar al recién nacido, se emplee el de las huellas dactilares por ser el más fiable. Con ello se evitaría la posibilidad de cambios de niños, desapariciones misteriosas o dudas sobre la identidad y filiación de los bebés.
"La eficacia del sistema actual de colocar a los bebés unas pulseras, que ni siquiera son de distinto color, o medallas con un número, ha saltado por los aires, y no es un método válido ni certero", dice el pediatra Antonio Garrido Lestache, que ha denunciado en numerosas ocasiones el vacío legal que existe en esta materia. "De hecho, se han dado varios casos de padres que días después de abandonar el hospital se dieron cuenta de que les habían cambiado a sus hijos por otros recién nacidos". Este es el caso de Pilar, una mujer que pudo recuperar su identidad y a sus padres por habernacido con seis dedos, como el resto de su familia paterna, lo que permitió a su madre descubrir que había sido cambiada.
O casos más graves, como el de Francisca Berenguer, que dio a luz en el ya desaparecido hospital Hispano-Alemán de Madrid a un niño que parecía sano. Horas después le comunicaron que el bebé había fallecido y que su cadáver había sido enterrado. Once años después, al sacar la caja para un cambio de sepultura, Francisca quiso ver lo que quedaba de su hijo, y en el ataúd no había restos de ningún tipo. Francisca piensa que en el hospital la engañaron y que su pequeño vive con otra familia.
Según Garrido Lestache, estos problemas se solucionarían con la figura del identificador. Asegura que Madrid necesita unos 500 identificadores de bebés. "La identidad debe estar garantizada desde el mismo momento del nacimiento del menor", opina. "La actual ley no garantiza el derecho del menor a un nombre, un apellido y una nacionalidad". "Una madre", agrega, "tampoco puede decir, hoy por hoy, y con los papeles en la mano, que el niño, que se ha llevado a casa sea su hijo".
La identificación dactilar serviría para evitar situaciones dantescas. "Como esas nueve madres que dieron a luz en el hospital Clínico de Barcelona y que siguen buscando hoy, sin éxito, a sus retoños", dice Garrido Lestache. "Se les dijo en el hospital que sus bebés habían muerto, pero ellas creen que no; al abrir las tumbas han visto que no había ningún resto".
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