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Vecinos de Vallecas exigen al Ayuntamiento que limpie un piso Heno de desperdicios

Los habitantes del número 11 de la calle de María Paz Unciti (Puente de Vallecas) no saben ya a quién recurrir. Llevan desde septiembre de 1990 solicitando al Ayuntamiento que limpie la vivienda del 1º A. Su propietario, un hombre solitario de edad madura, se dedica a amontonar papeles, ropa y trastos viejos en el piso. Los bomberos entraron en el domicilio hace un año y hallaron un amasijo de ropa y enseres de un metro de altura.

Poco después, en la Junta Municipal de Puente de Vallecas, les aseguraron que se iba a solicitar un mandamiento judicial para entrar a desinfectar el piso. La orden no llega y aumenta el riesgo de incendio, los malos olores y las cucarachas. A través de un agujero abierto en la puerta se puede ver el vestíbulo de la vivienda abarrotado de trastos: papeles, muebles, montones de ropa vieja, botellas, hierros. Un olor rancio se desprende de todo este cúmulo de objetos. El hombre que ha convertido su casa en un destartalado e insalubre rastro reside en el edificio desde hace 25 años. Hace 10 murió su madre. Desde entonces vive solo. Los vecinos no saben a ciencia cierta si trabaja o no. A menudo le ven revolviendo los contenedores de basura y con su contenido llena bolsas de plástico que luego traslada a su casa.

Adelaida García, una mujer de mediana edad que vive en el piso de enfrente con su marido y sus tres hijos lo describe como una persona educada y nada violenta que se ha ido deteriorando". "Su madre comentaba que en la guerra, cuando era chico, sufrió ataques epilépticos, igual ya estaba algo mal de la cabeza", afirma. "Desde hace tiempo va totalmente desaliñado, no paga los recibos, no abre la puerta de su casa y pasa temporadas ausente sin que sepamos dónde para", añade.

La primera alarma se produjo en el verano de 1990. La comunidad de propietarios decidió solicitar a la Junta Municipal de Puente de Vallecas una visita de los servicios de sanidad por los malos olores que salían del piso. César Otero Llorente, presidente de la vecindad, inició entonces un largo periplo por dependencias municipales para buscar una solución al problema.

Orden del juez

En junio de 1991 la junta comunicó por escrito que ya se habían iniciado los trámites para solicitar un mandamiento judicial que permita la entrada al piso. "Cuatro meses después, en los servicios de información de los juzgados de la plaza de Castilla me dijeron que allí no tenían registrada ninguna petición para entrar a la vivienda", asegura Otero. José Luis Izquierdo Martín, jefe de la oficina municipal de Puente de Vallecas, justifica la demora por "las dificultades para acreditar la negativa de este señor a limpiar su piso, un requisito sin el que el juez no concede la orden de entrada". "Cuando la visitadora sanitaria iba a hacerle el requerimiento, o no estaba o no abría la puerta, y las cartas que le enviábamos no las recogía", asegura. "Ahora eso ya está solucionado y esperamos poder entrar a limpiar en un plazo breve", concluye Izquierdo.

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