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El Ejército tailandés libera a todos los detenidos en las manifestaciones de Bangkok

Juan Jesús Aznárez

El rey de Tailandia, Bumibol Adulyadej, conminó anoche al general Suchinda y al principal líder de la oposición, Charnlong Srimuang, liberado ayer, a que resuelvan sus diferencias pacíficamente para que pueda ser restablecida la normalidad en el país, después de cuatro jornadas de violencia. Suchinda prometió la reforma de la Constitución y la liberación sin cargos de todas las personas detenidas durante los disturbios, y Chamlong pidió a los manifestantes que regresen a sus casas y tengan paciencia. En las calles de Bangkok, a esa hora regía el toque de queda.

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La intervención real, amonestando en uno de los salones del palacio a los principales protagonistas de una de las crisis nacionales más graves y aconsejando reconducir el problema por la vía parlamentaria, puede desactivar un proceso de sangrientos desórdenes callejeros sin precedentes en más de dos décadas.Poco después de la medianoche, todas las cadenas de televisión interrumpieron su programación para retransmitir en directo el desarrollo de una histórica e inesperada comparecencia. El rey, sentado en un sofá con traje claro y expresión grave, recibía a dos enemigos jurados: el primer ministro, cuya dimisión exige el movimiento por la democracia, y el antiguo gobernador de Bangkok, general también, que fue arrestado el primer día de los incidentes acusado de fomentar protestas violentas contra el Gobierno.

De rodillas sobre una alfombra a los pies del monarca, Suchinda y Chamlong escucharon respetuosamente la alocución del rey, quien subrayó, durante 20 minutos, el daño causado al país estos días de crisis. Terminado el encuentro, los dos dirigentes se despidieron con genuflexiones y reverencias que demuestran el respeto a la realeza en este país asiático. Justo después las cámaras enfocaron a Suchinda prometiendo la liberación de todos los detenidos, más de 3.000 según diversas fuentes, y después al líder opositor recomendando calma a sus seguidores.

Sin embargo, la situación callejera seguía siendo ayer inestable y se complicó con informaciones que anunciaban movimientos de tropas rebeldes en la periferia de Bangkok, conspiraciones de generales, entre ellos el antiguo primer ministro Prem Tinsulanonda, y enfrentamientos en los cuarteles.

Bangkok hervía ayer de rumores y entre ellos destacaba el de que fuentes militares habían revelado la existencia de divisiones en el Ejército, en el que algunos altos oficiales exigían la dimisión de Suchinda. Una intensificación de este rumor puso a algunas unidades contrarias a Suchinda camino de la capital desde sus acuartalemientos en el norte del país y hasta se habló de enfrentamientos entre unidades no lejos de Bangkok.

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Repliegue militar

Los rumores resultaron imposibles de confirmar, debido tanto a la extrema censura como a lo confuso de la situación, aunque en medios diplomáticos se les daba credibilidad. La permanencia del primer ministro y la adversa reacción internacional, que se agravó ayer con la suspensión por Estados Unidos de unas maniobras conjuntas, parecen haber provocado serias diferencias en el seno de las tres armas.

El repliegue del Ejército en la avenida del Monumento a la Democracia de Bangkok apenas duró una mañana. Ayer, los regimientos regresaron al lugar para dispersar con descargas al aire y nuevos refuerzos a miles de personas que aprovecharon el breve vacío militar para manifestarse pidiendo con violencia la dimisión del general. Remolques y grúas habían retirado con rapl dez montañas de alambre de es pino y los restos calcinados de decenas de vehículos. Gran parte de las unidades que participaron en la cruenta represión de las dos noches anteriores fueron acuarteladas.

Quedaron en la zona discre tos retenes de soldados. La rea nudación del tráfico rodado en la avenida que fue escenario de los incidentes más sangrientos en veinte años en el país devolvió a la capital tallandesa una apariencia de normalidad más forzada que real. Una parte de los comercios abrió sus puertas y ese distrito de Bangkok recuperó algo la actividad perdida. En la universidad de Ramkhamhaeng, mientras tanto, varios miles de estudiantes continúan reunidos en una asamblearia protesta que comenzó la noche del lunes. En la zona, vigilada por fuerzas de seguridad, se seguían escuchando anoche disparos.

Unos 4.000 jóvenes, entre ellos los motoristas que han provocado numerosos incendios en estos días, sacaron provecho del alejamiento de los soldados y ocuparon hacia las tres de la tarde una parte de la avenida del Monumento a la Democracia. Quemaron vehículos y bloquearon calles hasta que el Ejército disparó al aire para disolverlos.

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