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Boyer asegura ante la juez que desconocía la existencia de irregularidades en Ibercorp

El ex ministro de Economía Miguel Boyer y su esposa, Isabel Preysler, declararon ayer ante la juez de instrucción 21 de Madrid que desconocían las irregularidades del caso Ibercorp y que obtuvieron una plusvalía de más de cinco millones de pesetas cada uno en año y medio por invertir 11 millones en Sistemas Financieros. La comparecencia del matrimonio fue objeto de un despliegue sin precedentes de efectivos policiales, y la Guardia Civil llegó a apagar las luces del pasillo por el que también se accede a otros tres juzgados para evitar que el financiero y su esposa fueran fotografiados.

El matrimonio accedió a los juzgados desde el garaje, al igual que hiciera anteayer el gobernador del Banco de España y su esposa. Esta vez, agentes de la Guardia Civil bloquearon los accesos al Juzgado 21 con mesas y bancos cruzados, montando controles en los que se impidió el paso a todos aquellos que no fueran funcionarios, abogados o que no tuvieran una citación.

Este despliegue, ordenado por el juez decano de Madrid, Antonio García Paredes, no se había registrado ni siquiera en comparecencias de políticos como José Barrionuevo cuando era ministro del Interior, o de altos responsables de la cúpula policial. En contraste con esta actitud, el consejero del Poder Judicial Javier Gómez de Liaño pidió ayer a la Inspección del organismo un informe sobre las circunstancias en que se produjo la comparecencia de Marlano Rubio y su mujer, Carmen Posadas, por si el trato que se les dispensó pudo constituir "una excepción a las normas que regulan el acceso por igual de todos los ciudadanos". La comparecencia de Miguel Boyer e Isabel Preysler será objeto del mismo dictamen.

Boyer, con traje azul, y Preysler, con traje chaqueta beige y blusa azul marino con lunares blancos, declararon ante la juez que habían invertido 11.832.279 pesetas cada uno en acciones de Sistemas Financieros y las vendieron por 17.024.867 pesetas, lo que supuso un beneficio de más de cinco millones de pesetas para cada uno en un plazo de año y medio. Sin embargo, insistieron en que las operaciones fueron completamente legales y que se liquidaron los impuestos correspondientes a Hacienda. Ambos señalaron que ordenaron vender las acciones porque querían obtener liquidez para pagar parte de la casa que habían comprado.

El matrimonio sólo incurrió en una contradicción a lo largo de sus declaraciones en el juzgado. Boyer afirmó que la correspondencia sobre las acciones llegaba por duplicado, puesto que ambos eran accionistas, y que las cartas a nombre de su mujer las abría ella. Preysler, por su parte, admitíó que recibía correspondencia de Ibercorp, pero que todas las cartas que llegaban sobre cuestiones económicas las llevaba su marido.

"Torpeza inaudita"

Boyer, según su abogado, Luis Rodríguez Ramos, calificó de "torpeza inaudita", la omisión de su primer apellido y el de su mujer en el envío del listado de accionistas de Sistemas Financieros a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, y agregó que de haberlo sabido, no lo hubiera autorizado.

Respecto a las líneas de crédito que el Banco Exterior, del que era presidente, concedió a Ibercorp y otros bancos en 1988, Boyer explicó que éstas no sólo semantuvieron sino que se doblaron en las mismas condiciones por parte de los siguientes gestores del banco. Esos créditos fueron cobrados sin problemas por el Exterior.

La salida de Boyer y Preysler del edificio de los juzgados originó un tumulto provocado por sus guardaespaldas y efectivos de la policía que agredieron a varios periodistas gráficos para impedir que fotografiaran a la pareja Los fotógrafos persiguieron y acorralaron en el sótano de un bar a uno de los guardaespalda

que fue conducido por la policía a la comisaría de Tetuán donde los informadores presentaron una denuncia por agresión. La Asociación de la Prensa puso ayer sus medios jurídicos a disposición de los fotógrafos.

El ex ministro Juan Antonio García Díez declaró también que la venta de 184 acciones de Sistemas Financieros "le produjo algún beneficio". No obstante, el presidente de Uralita no supo determinar la cuantía de sus ganancias, ya que según explicó entre marzo y junio de 1990 había dado orden de "ir liquidando poco a poco su cartera de valores, entre otras cosas porque las cantidades eran pequeñas". Añadió que no conoció que su nombre había sido alterado en la lista enviada por Ibercorp a la CNMV hasta que lo leyó en los periódicos, pero que si lo hubiera sabido, no lo habría permitido.

Mientras Miguel Boyer e Isabel Preysler, prestaban declaración, el financiero José María Ruiz-Mateos organizó uno de sus habituales montajes. Cuatro personas enlutadas depositaron un ataúd y dos coronas de flores en la puerta principal de los juzgados para "celebrar el entierro de la Beautiful", según explicó.

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