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Tribuna
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Chulerías

Ante el espectáculo de una Europa con los partidos políticos en crisis, los sindicatos limitados a ser una burocracia economicista excluida de cualquier finalidad sociopolítica y los movimientos sociales empujados a la condición de arqueología del mayismo y de la tesis de la democracia de base, que nadie se asombre por la aparición de amplísimas minorías sociales disgregadas y con complejo de marginación.. Controladas por la televisión, una economía de supervivencia, asistencial o no; identificadas como sectores sumergidos que no pueden reconocerse en el sujeto histórico dominante que le ofrece toda clase de poderes, ahí está la bomba de relojería futura a poco que se arruine un poco más el Estado asistencial, combinado con la prepotencia acorraladora del neoliberalismo de pensamiento, palabra, obra y omisión.Que ante el espectáculo del daño, del mucho daño, que el thatcherismo ha hecho a las clases populares del Reino Unido, una coalición de señoritos, masters y ex descamisados trate de importar la liquidación del movimiento sindical como único obstáculo que se opone a la hegemonía de su economicismo salvaje, sólo traduce el mucho daño que su propio descerebramiento tecnócrata le ha hecho a esa coalición. Y que conviertan la operación en una fiesta taurina con banderillas de castigo y picadores en celo, a manera de espectáculo de Expo o de Juegos Olímpicos -se utilice la pica o la jabalina, corte la oreja el COI o ponga las medallas la patronal-, causa espanto porque estos provocadores chulescos saben lo que se hacen, pero no lo que están haciendo.

Esta gente ni siquiera gobierna con el Parlamento. Ni lo necesita. Un par de conferencias de verano, otro par de conferencias de prensa de aeropuerto y cuatro barbacoas entre adictos... Proyectos de ley redactados entre guiños y codazos. Y después de ellos, el diluvio.

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