Los investigadores ignoran quién se benefició de las operaciones

Uno de los aspectos más sorprendentes del caso es que, hasta el momento, sólo aparecen sociedades que sufren pérdidas cuantiosas, y, sin embargo, aún no se ha descubierto quiénes han sido los beneficiarios reales de las operaciones. Se han perdido al menos unos 9.000 millones y aparentemente nadie se los ha embolsado. Algunas de las personas que más han investigado los hechos intuyen que quizá los dueños de Ibercorp, temerosos de que Sistemas Financieros pudiera ser objeto de una OPA hostil, se lanzaron frenéticamente a blindar la compañía, generando una gigantesca autocartera. En este proceso incurrieron presuntamente en irregularidades administrativas y, sobre todo, en grandes pérdidas. A finales de abril, el presidente de la CNMV reveló que los gestores de Ibercorp habían causado pérdidas de unos 9.000 millones a Sistemas Financieros.

La crisis de Ibercorp se agudizó al estallar el escándalo. Pero ahora el informe de los inspectores del Banco de España revela que la viabilidad del grupo era dudosa antes de que las irregularidades fueran públicas. En su comparecencia el 20 de febrero en el Congreso, el Gobernador del Banco de España expuso el deterioro patrimonial sufrido por el grupo, al señalar que, de los 10.000 millones en que lo había valorado Price Waterhouse, podía llegar a rebajarse hasta 3.440 millones, una vez practicadas las minusvalías descubiertas por la inspección.

Minusvalía

Sobre los resultados del banco, Rubio se limitó a señalar "una minusvalía introducida por la inspección en su activo de 364 millones sobre el conjunto de los activos de Banco Ibercorp". El informe de los inspectores, más prolijo, señalaba que, frente a beneficios declarados de 250 millones para 1990, la entidad había perdido 140 millones. Y sobre la contabilidad del Banco Ibercorp dicen: "A partir del margen de intermediación, la cuenta de resultados está absolutamente distorsionada como consecuencia de las comisiones cobradas a sociedades del grupo (en concepto de pago de servicios no claramente definidos)". El gobernador no se comprometió sobre las perspectivas del banco. No obstante, sorprende que, tras el informe de sus inspectores de febrero de 1992, dijera que "en la última inspección, en 1991, el Banco Ibercorp no tenía ningún problema ni ninguna deficiencia de ningún tipo; al menos tras la tercera inspección que se hacía desde 1988, el banco estaba en perfecto estado".