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Pitos y palmas para un regidor condenado

La sentencia del 'caso de la construcción' agudiza la división entre los burgaleses

Pitos y palmas para un alcalde que pasa del banquillo al podio. Burgos ha reaccionado con sorpresa y división de opiniones ante la condena de José María Peña -independiente en las listas del PP- a 12 años de inhabilitación por una prevaricación continuada que favoreció al constructor Antonio Méndez Pozo, uno de los prohombres de la capital, penado con siete años de cárcel. "Peña, continúa". "Estamos contigo". Los ciclistas apenas reparaban ayer en estas dos pancartas colocadas junto a la catedral, lugar de salida de la Vuelta a España. Más les pudo sorprender que el día anterior la entrega de trofeos estuviera jalonada por pitos y aplausos dirigidos a un alcalde que daba el maillot amarillo a Montoya.

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Vecinos satisfechos con el veredicto

Peña subía al podio de los vencedores el viernes, apenas 24 horas después de que la Audiencia Provincial de Burgos le condenara a no ejercer cargo público en una docena de años. Al bajar de la tarima, mientras sus dos guardaespaldas golpeaban a los periodistas para echarlos del lugar, Peña se deshizo en elogios a "este Gobierno de títeres, envidiosos, pigmeos y vagos". Lo novedoso no era la conducta del alcalde, sino el abucheo contra quien lleva 13 años al frente de la ciudad.La división que los burgaleses arrastran desde hace años en torno a un alcalde cuatro veces elegido vive ahora un nuevo capítulo, pendiente aún de la decisión que tome el Tribunal Supremo, no esperable para antes de un año.

Mientras tanto, los partidarios del regidor no han dudado en recurrir rápidamente a la pintura: "Peña, Burgos está contigo", se lee junto al paseo del Espolón. La sentencia ha convertido en mártir al " alcalde a los ojos de sus seguidores. La peña de Peña es inasequible al desaliento.

Sin embargo, en uno de los bares de ambiente antialcalde han enmarcado el texto de la condena contra Peña, reproducido a gran tamaño. Entre copa y copa, comentarios de alegría y esperanzas de que el Supremo ratifique el fallo. Como en el resto de la ciudad, contados ciudadanos quieren opinar con nombre y apellido.

Alfredo Moral es uno de ellos: "El alcalde se tiene que marchar. Es un dictador". El camarero que le sirve café discrepa, más en la forma que en el fondo. "A mí me parece que tenían que meter en la cárcel a todos, a los denunciantes y a los denunciados, porque son iguales", afirma Fernando, caballero entrado en años y defensor del sufragio censitario. "De todas formas, aquí estamos tranquilos", concilia su amigo Antonio.

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"La ciudad no ha cambiado en 24 horas. No está más tensa después de la sentencia", afirma el concejal socialista Gerardo Triana. Desde el otro grupo de oposición municipal, IU, José Moral ve un panorama menos tranquilizador: "Hay una agresividad total. Gente que no me conoce me da la enhorabuena". Moral fue increpado en el Ayuntamiento por la familia del alcalde el pasado jueves, pocas horas después de que se conociera la sentencia. "Por poco me pegan la mujer y la hija", explica. "Peña no es populista, sino que su talante coincide con el de aquí", opina el edil de IU. En el PP se observa preocupación, pero más por la difícil salida política que por el clima social. A fin de cuentas, Burgos lleva años afrontando su división.

El magistrado tranquilo

Quien hace gala de tranquilidad es el presidente del tribunal, el juez Juan Sancho. Sabe que ha sorprendido a todo el mundo con una sentencia que nadie aventuró tan dura, pero él cree haber actuado en justicia y no piensa en pedir el traslado.Entre los ciudadanos de a pie se observa cansancio por la polémica y expectación ante lo que pueda decidir el Supremo. Pero también hay un cierto pesar: "Ésta es una ciudad de curas, militares y jubilados sobre todo, pero a mí me da vergüenza el espectáculo, la imagen que está dando Burgos", afirma la joven María.

En los quioscos, los dos Burgos plasman sus diferencias. Diario de Burgos, del que es editor Méndez Pozo, rehúye las palabras "condena" o "delito" en sus titulares. Diario 16 Burgos, que nació respaldado por el principal acusador, Juan Renedo, los destaca.

Esta batalla antigua -la denuncia del caso de la construcción se presentó hace cuatro años está lejos de acabar, aunque haya mal, sabor de boca. El juicio, que comenzó el pasado mes de septiembre, ha estado rodeado de hechos tristes, desde el fallecimiento en accidente de automóvil de la abogada acusadora Soledad Renedo -sus compañeros le llevaron el fallo con una corona de flores al cementerio hasta el infarto que sufrió el alcalde. Peña llegó a ir al juicio en camilla para evitar que se suspendiera la vista.

Con todo, aunque la Vuelta Ciclista abandonó ayer Burgos, la ciudad seguirá en carrera mucho tiempo. El alcalde insiste en mantener la escapada contrarreloj -dice que a él no le obligan a dimitir los juzgados, sino los votos-. Los gregarios continúan confusos y el dividido público se pregunta quién acabará con el maillot amarillo.

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