Reglamento taurino
Como aficionado a los toros pensaba que el reglamento de 1962 era necesario actualizarlo y veía con optimismo la redacción de uno nuevo.En su elaboración, sobre todo en la fase final parecía que la fórmula para sacarlo adelante sin traumas era el consenso entre todos los sectores taurinos. De por sí este sistema produjo suspicacias entre la afición, pues sabido es que en el mundo de los toros, como en muchas otras facetas de la vida, la picaresca (llamémoslo así benévolamente) está presente y temíamos que algunos taurinos sin escrúpulos consiguieran hacer un reglamento a su medida y con el cual se pudiera instaurar la trampa. Son esas personas que olvidan que ante todo y por encima de todo está la integridad del toro con suanatomía natural, su tremenda fuerza, su bravura y su fiereza, y de ese cóctel saldrá el toro de lidia, con más o menos nobleza pero siempre fiero.
Por eso ahora vemos con preocupación cómo, tras apenas dos meses de aplicación de la mayor parte del texto reglamentario, en la plaza de toros de Madrid se aprecian graves deficiencias, especialmente en el tercio de varas. El monopuyazo está ya presente en Las Ventas. Prácticamente ningún novillo o toro ha entrado al caballo más que dos veces: la primera, para recibir una vara normal; la segunda, para un mínimo picotazo; y con esto el cambio de tercio. Si a esto sumamos que prácticamente ningún torero hace caso a la situación de las rayas de picar (ahora ampliadas), podemos asegurar que es muy dificil apreciar la bravura de la res en esta secuencia de la lidia.
Esto, unido al preocupante comportamiento de las reses tras salir al ruedo, hace pensar que determinados personajes del estamento taurino han encontrado un buen caldo de cultivo para sus fechorías en el nuevo reglamento.
Si a esto añadimos que al aficionado de verdad, de a pie, el no asistente asiduo a toda clase de comidas taurinas, se le ha puesto prácticamente imposible el acceso a la Comisión Consultiva Nacional, hará que los toros sigan influenciados por esos taurinos (sector de afición y profesionales) que, desde luego, no son los que tarde tras tarde durante toda una temporada calientan la dura piedra de cualquier tendido de Las Ventas o de otras plazas del país y que su voz se ve ahógada, y ahora casi perseguida, por el nuevo reglamento; al que, no obstante, seguiremos dando un margen de confianza.-
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