Un 'chapero' de 21 anos, presunto asesino de un ex embajador venezolano
Una sortija gruesa con un pequeño escorpión grabado fue la pista que llevó a la policía hasta el presunto asesino de dos homosexuales. Un chapero venezolano, VIadimir Valdemar Guzmán González, de 21 años, mató a un diplomático también venezolano, Otmaro Silva, el pasado día 3, y hace 10 días a un frutero en el hotel Praga de Madrid rompiéndole el cuello. Un cómplice del asesino comunicó la muerte del diplomático después de ser detenido.
Otmaro Silva, jubilado, había sido embajador de Venezuela en Suecia y Finlandia. Desnudo, estaba en el dormitorio de su casa con una cuerda atada a la lengua y al cuello.
El cuerpo de Cristóbal Espín Orozco, de 47 años, fue descubierto el pasado 27 de abril en la habitación 204 del hotel Praga, en la calle de Antonio López, con siete golpes en la cabeza y bañado en sangre. El día anterior, el hombre, frutero de profesión, había entrado en el hotel acompañado de un joven que se fue media hora después.
Asesino y víctima se habían desnudado. Inmediatamente después, el joven golpeó en la cabeza al frutero cerca de la puerta de la habitación. Cuando la víctima, inconsciente, cayó sobre las camas, le movió y le colocó transversalmente. Tras fracturarle el cuello, le escribió sobre el pecho con un rotulador: "Chao, maricón". Después se llevó sus joyas: una cadena, una alianza, un colgante con la cabeza del Cristo torero, un sello, un reloj de acero y un anillo con un escorpión grabado.
Esta sortija fue la que le llevó a la cárcel. El Grupo V de la Brigada de Policía Judicial investigó el crimen en ambientes homosexuales. Los policías sabían que la víctima llevaba ese anillo. Las pesquisas les llevaron a saber de una venta de joyas. Los agentes localizaron entonces a un hombre que había comprado el anillo a José, Leoncio Expósito Carrillo, venezolano de 25 años, también chapero.
Los agentes detuvieron el miércoles a José Leoncio en un apartamento de la calle San Vicente Ferrer. Este hombre, que reside en España desde hace algún tiempo, confesé su relación con el crimen del hotel Praga. Era amigo del asesino, también chapero y también venezolano, Vladimir Valdemar Guznián. El propio José Leoncio, según la policía, había presentado a Valdemar y al frutero en un lugar de Chueca.
"Y hay otro muerto", les dijo José Leoncio, quien llevó a la policía a la calle Castelló, 116, en la madrugada de ayer. Los agentes encontraron allí a su dueño amordazado con una cuerda y muerto. Era Otmaro Silva Rodríguez de 50 años, jubilado, y diplomático venezolano.
Los vecinos del barrio le tenían por un conocido homosexual, según la policía. José Leoncio había acompañado a su amigo VIadimir a esa casa el ,pasado día 3 de mayo. Vladimir le dijo: "Espera un momento, que voy a hacer una chapa [mantener relaciones homosexuales por dinero]". El joven chapero bajó poco tiempo después y le confesó haber matado a su cliente.
El asesino se llevó también un vídeo, una cubertería de plata, unos prismáticos y una cámara de fotos.
VIadimir fue detenido también el miércoles, sobre las ocho de la tarde, cuando iba a entrar en la pensión donde se alojaba, en el barrio de Malasaña. En su habitación la policía encontró un pantalón y una camisa manchados de sangre que pudo llevar el día que asesiné al frutero.
Llevaba puestos la alianza de Cristóbal Espín Orozco y su reloj. Los dos amigos, chaperos habituales de la zona de Chueca, planeaban marcharse hoy mismo a Valencia, temerosos del cerco policial. "El móvil del robo no está nada claro en estos asesinatos. Los crímenes son demasiado sangrientos y fríos", comentó ayer un policía.
Vladimir, que no ha prestado declaración y que entró en España hace unos 15 días, es considerado por la policía como un hombre frío y violento. Fue reconocido ayer por el personal del hotel Praga.
La mujer que regenta el hostal donde se alojaba el joven en la calle de San Andrés, en Malasaña, comentó que su cliente era "un chico correcto y callado". "Si me lo juran, no me lo puedo creer", añadió la mujer. "Pasaba el tiempo en su habitación, escuchando música". Los dos detenidos habían permanecido dos días en el hostal, pasando una noche en el mismo dormitorio..
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