Los padres del niño electrocutado piden ocho años de cárcel para un concejal

Los padres del niño de ocho años Enrique Alcántara Durán, que murió electrocutado al abrazarse a una farola mientras jugaba con sus amigos en la localidad de Parla (70.000 habitantes), piden que se condene a ocho años de cárcel al concejal de Obras Públicas de ese Ayuntamiento, Francisco Javier Robledillo.

Los padres de Enrique también pedirán, durante el juicio que se celebrará el próximo jueves en la Audiencia Provincial de Madrid, la misma pena para Francisco Deménech, director de los servicios técnicos del Ayuntamiento de Parla, y para José Naranjo, encargado de los servicios generales y de mantenimiento.

Además, solicitarán al tribunal una pena de un año de prisión para Nicolás Prieto y otra igual para Juan Carlos Rodríguez, electricistas municipales, así como una indemnización de 100 millones de pesetas.

Por su parte, el fiscal solicitará una pena de dos años de prisión para el concejal y los dos responsables de los servicios de mantenimiento, y un año de cárcel para cada uno de los electricistas, así como una indemnización de 20 millones.

En sus conclusiones provisionales, la acusación particular, ejercida por la abogada Begoña González Martín en nombre de los padres, relata que el 29 de agosto de 1990 el niño estaba junto con sus familiares en la terraza de la cafetería Tiffanys, en la plaza de la Libertad de Parla.

Mientras sus padres tomaban unas consumiciones, Enrique y su hermano jugaban, junto con otros niños, alrededor de una farola de la misma plaza, que estaba desprovista de tapa protectora y cuyos cables salían al exterior. Siguiendo los lances del juego, el niño se abrazó a la farola y cayó desplomado hacia atrás después de recibir a la altura de su ombligo una descarga eléctrica de al menos 220 voltios, según consta en las calificaciones provisionales.

Denuncias previas

Tanto la acusación particular como el fiscal destacan la circunstancia de que los servicios técnicos del Ayuntamiento conocían desde el mes de mayo anterior al trágico suceso el mal estado en que se encontraba el poste de alumbrado, que producía descargas eléctricas, ya que un vecino había presentado dos denuncias en las que advertía del peligro existente.El Fiscal llega a afirmar incluso que la situación de esta farola era el reflejo del estado general de conservación de las instalaciones del alumbrado de Parla", ya que existían innumerables avisos sobre otros postes eléctricos con las mismas deficiencias.

La diferencia entre las penas solicitadas por el fiscal y la acusación particular estriba en que, mientras el primero califica los hechos de imprudencia temeraria, la segunda estima que se trata de imprudencia temeraria con resultado de muerte.