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El final de un jefe de policía

Los disturbios raciales en Los Ángeles suponen la puntilla para Daryl F. Gates

"No creo que haya vencedores ni vencidos". Con estas escuetas palabras, el jefe de policía de Los Ángeles, Daryl F.Gates -blanco-, manifestó su opinión horas después de que un jurado descargara de toda responsabilidad a tres de los cuatro policías -blancos- acusados en el apaleamiento del motorista -negro- de 26 años Rodney King, ocurrida el 3 de marzo de 1991 y que fue grabada en vídeo. Sin embargo, no era ésa la impresión que tenían los habitantes del Downtown, que cerraron sus comercios y se encerraron en sus casas presintiendo la ira que el veredicto iba a provocar en la comunidad negra. Los edificios ardieron y la policía tuvo que pedir la ayuda de la Guardia Nacional para controlar una noche de muertes, apaleamientos y furia.Gates, que era jefe de policía cuando se produjo el apaleamiento, no tendrá que enfrentarse por mucho más tiempo a la violencia de una ciudad dividida por las imágenes de un video. El alcalde, Tom Bradley -negro-, ya ha elegido a su sustituto. Willie L. Williams -negro-, ex jefe de la policía de Filadelfia, se sentará próximamente en la silla de la jefatura de la policía de Los Ángeles para tratar de cicatrizar las heridas que se han abierto entre las minorías y los agentes de la autoridad.

Gates ha estado durante todo este año balanceándose en su puesto. Cuando definitivamente lo abandone, habrá dejado un tenebroso récord: haber conseguido que la policía de la ciudad californiana sea considerada como una de las más brutales del país. Un mes después del apaleamiento, el alcalde pidió que abandonase este trabajo. La comisión de policía, cuyos miembros son nombrados también por el alcalde, suspendió a Gates por 60 días sin paga. Cinco días después, un juez reinstauró al jefe Gates en su puesto.

Para algunos, existen muchas dudas en la forma en que Gates se ha mantenido al frente de la policía de Los Ángeles. En mayo del año pasado, varios abogados y miembros de organizaciones ciudadanas denunciaron que el jefe de la policía estaba utilizando información personal con datos embarazosos de algunos miembros del equipo de gobierno municipal con la intención de ganar su apoyo en esta pugna.

Gates no ha dado una fecha exacta para su dimisión, ni siquiesa después de conocer los desastres generados por el veredicto del jurado, ni después de saber que su sustitución ya tiene un nombre. En junio del año pasado había adelantado que tal vez se retiraría en abril de 1992, y más tarde lo pospuso al mes de julio.

Su sucesor en el puesto ha explicado con sus propias palabras el reto que se le viene encima: "Existen dos posturas enfrentadas en Los Ángeles, una que cree que los policías son culpables, y otra que considera que son totalmente inocentes. Pero, nos guste o no, hay que aceptar el proceso judicial". El problema en esta ocasión no es meramente verbal, sino que la gente que se ha echado a la calle ha visto con sus propios ojos las mismas imágenes por las que el jurado ha declarado inocentes a los policías. La defensa de estos agentes considera que su éxito se basa en el hecho de "haber conseguido que el jurado se pusiera en la piel de la policía". Ahora, cientos de ciudadanos iracundos incendian y matan para que la justicia se ponga en la piel y en los ojos de las minorías.

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