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Reportaje:

Mucha luz y pocos taquígrafos El Congreso no puede transcribir algunos debates por falta de personal

Luz hay. Taquígrafos, no tantos. El Congreso de los Diputados se encuentra con algún problema a la hora de recoger taquigráficamente las intervenciones de los diputados en las comisiones cuando, en un mismo día, se convocan cinco distintas y simultáneas. Los ocho redactores y 27 taquígrafos que en este momento atienden los servicios de transcripción del Congreso no pueden atender el ritmo de trabajo que suponen esas cinco comisiones que vienen convocándose, sobre todo las mañanas de los miércoles, con alguna frecuencia. En el Senado, justamente ayer se produjo una enérgica protesta del PP por la ausencia de taquígrafos en la comisión de la Juventud.

Los plenos de la Cámara son sagrados y desde las Cortes de Cádiz los diputados han visto trasladadas sus intervenciones al Diario de Sesiones de la Cámara. No ocurre lo mismo con las comisiones, en las que se elaboran los proyectos legislativos o tienen carácter de control para el Gobierno. La reciente historia de la democracia española se inició sin que se trasladase al Diario (documento que da fe de los debates parlamentarios) el contenido de ninguna confusión. Muy pronto se recogió lo tratado en una de las que se celebraban; posteriormente, dos; luego tres y desde 1983 se pasó a las cuatro comisiones que, siempre que se celebren simultáneamente, pues si no no hay problema, se transcriben taquigráficamente.El problema se plantea con la quinta comisión que suele convocarse. Son los servicios técnicos de la Cámara los que eligen qué comisión queda sin cubrirse por los taquígrafos. Se adoptan criterios de prioridad, en la solicitud por algún grupo parlamentario para que los taquígrafos estén presentes y, sobre todo, que se trate de una comisión con contenido legislativo. De cualquier modo, desde el 21 de noviembre de 1989 en que se inauguró la actual legislatura y hasta el pasado 21 de abril se han celebrado en el Congreso 526 sesiones de comisión de las que sólo 30 no han sido trasladadas al Diario de Sesiones por no estar presentes los taquígrafos.

El miércoles último, el PP provocó la polémica al exigir que se suspendiese la reunión de la comisión de Defensa, porque otras cuatro comisiones impedían al cuerpo de taquígrafos estar presente.

Los plenos se cubren con un redactor y dos taquígrafos y en las comisiones hay un taquígrafo y un redactor. Cada equipo de taquígrafos entra en la sala durante 10 minutos, de los que sólo cinco, realmente, son de su exclusiva responsabilidad; lo que recogen durante los otros cinco minutos sirve, fundamentalmente, como medida de seguridad para cotejar posteriormente con el compañero. Cada uno de esos equipos no vuelve a entrar en la sala hasta hora y media después. El intervalo entre los dos periodos, lo emplean para transcribir a máquina y redactar el texto que han tomado taquigráficamente. El redactor (cargo al que se accede por concurso interno entre los taquígrafos) permanece en la sala media hora y no toma todo el debate, sino que atiende, fundamentalmente, a principios y finales de párrafos o intervenciones para poder, luego, dar sentido final a la transcripción.

Este cuerpo reducido tiene, en este momento, la exigencia de contar con una diplomatura universitaria para poder presentarse a las oposiciones. En número redondos, y con independencia de las situaciones laborales, un redactor cobra unas 400.000 pesetas brutas al mes y un taquígrafo, unas 300.000.

Dificultad de las oposiciones

La posible escasez de sus miembros no se explica por falta de recursos, sino porque el grado de exigencia en las oposiciones viene dejando vacantes buena parte de las plazas que se convocan. En 1988 se convocaron 16 y se cubrieron cuatro; en 1989 se ofertaron 12 plazas y se cubrió la mitad, y en 1991 sólo dos opositores fueron seleccionados para seis plazas.

En este momento hay convocadas otras seis. 60 aspirantes han firmado la convocatoria. Sólo la mitad, según suele ocurrir, se presentarán de hecho al examen y en el primer ejercicio el 50%, con toda probabilidad, quedará eliminado.

Braulio Bravo, jefe del departamento de redacción del Diario de Sesiones, asegura que "siempre es necesaria más gente, pero el problema no se arregla con disminuir la exigencia en las oposiciones".

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