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Los sindicatos alemanes endurecen la huelga del sector público

Los sindicatos endurecieron su postura el día antes de que la huelga del sector público, que empieza hoy oficialmente aunque sus efectos ya se notaron el fin de semana, afecte seriamente a la vida de la antigua Alemania Occidental. Mientras el Gobierno se mostraba casi paralizado, la ÖTV anunciaba que ya no acepta el paquete sugerido por una comisión de arbitraje que suponía una subida de un 5,4%, sino que vuelve a sus pretensiones originales de un aumento salarial de un 9,5%. La patronal -en este caso el Estado- mantiene su oferta de un 4,8%.

La única y tímida oferta de la patronal vino de la mano del ministro de Hacienda de Schleswig-Holstein, el socialdemócrata Heide Simonis, que representa a los lander (Estados federales) en la negociación. En el periódico dominical Bild am Sonntag propuso que la distancia que separa las pretensiones de las dos partes podría reducirse aplicando un mayor subida a los grupos de menores ingresos, o también cambiando la tradicional negociación anual de los convenios por acuerdos a más largo plazo. Simonis, sin embargo, repitió la consigna del Gobierno: la vuelta a la mesa de negociaciones debe hacerse "sin precondiciones". Según el presidente de la ÖTV en el Estado de Hessen, Herbert Mal, Simonis y el ministro del Interior, Rudolf Seiters, han subestimado la voluntad de los trabajadores de ir a la huelga. "Como miembro del comité negociador", dijo Mai, "puedo asegurarles que Simonis y Seiters creen que la gente no va a participar. Nuestras informaciones muestran que están muy lejos de la realidad". Mai anunció que Hessen será uno de los mayores objetivos del primer día de huelga, pero que el aeropuerto de Francfort, el mayor de Alemania, no será hoy, todavía, objetivo de los huelguistas. Aunque advirtió: "Cuando cerremos el aeropuerto de Francfort, no será cuestión de que los de Colonia y Düsseldorf sigan abiertos".

De lo dicho hasta ahora por los líderes sindicales, se desprende que los servicios que se verán afectados hoy serán principalmente el de recogida de basuras y los transportes públicos. Por su parte, el sindicato de Correos (DPG), que ya inició el sábado la huelga, anunció que intensificará hoy sus acciones que afectarán diectamente al servicio de teléfonos, Telekom, dependiente de la Bundespost (Correos). Los ferrocarriles, que también se han sumado a la protesta, anunciaron que los paros empezarán a primeras horas del día, pero sin especificar cuales serían las lineas afectadas. "Habrá considerables interrupciones en el transporte de pasajeros", decía escuetamente la nota.

Pero ya el sábado, además de los primeros paros en Correos que no afectaron al público, los alemanes empezaron a sufrir directamente los primeros efectos de la huelga. Los empleados de los teatros públicos abandonaron su trabajo, impidiendo las representaciones. "Solo soy la mujer de la limpieza. Está cerrado, estamos en huelga". Esto fue lo único que supieron los amantes del ballet en Hamburgo, que se interesaban por la sesión de "Una ventana a Mozart", que debía haberse celebrado en el Teatro de la Opera.

La última huelga del sector público en Alemania tuvo lugar en 1974 y el Gobierno se vio forzado a claudicar tan sólo tres días después de que se iniciaran los paros. Los seis grandes sindicatos del sector público representan además y entre otros, a la policía, los servicios funerarios, personal hospitalario y administrativos, pero no incluyen a quienes tienen la categoría específica de funcionarios del Gobierno, a quienes Seiters ha hecho un llamamiento para que ayuden a paliar los efectos de la huelga.

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