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Escámez se despide de sus accionistas defendiendo una banca universal

Alfonso Escámez, presidente del Banco Central Hispano (BCH), pidió ayer que se redefina "con urgencia la política económica" dedicando más atención al gasto público y al ahorro. Pidió "disciplina en el gasto público corriente en favor de las inversiones en infraestructuras y equipamientos, una fiscalidad al servicio del ahorro y la inversión y la flexibilización del mercado de trabajo". Escámez, que hizo estas manifestaciones en la junta de accionistas del BCH -que él preside por primera y última vez-, entidad constituida tras un rápido proceso de fusión iniciado en mayo de 1991, se despidió de sus accionistas con un mensaje europeísta y partidario de la banca universal, es decir, de una banca con participaciones industriales.

Para Escámez, los indicadores de los dos más importantes desequilibrios de la economía española, el paro y la inflación, confirman el discreto balance con que ha finalizado el año y Ias importantes dificultades que previsiblemente se van a presentar en 1992 para conseguir corregirlos, lo que compromete el urgente proceso de convergencia con los países de la Comunidad". En su opinión, para adaptar nuestra economía a las condiciones de Maastricht, Ias diferencias existentes en la actualidad hacen realmente difícil el proceso y hará falta un gran esfuerzo colectivo". Para el presidente, el problema más preocupante (aparte de la inflación, déficit público y empleo) "es la actitud de los agentes económicos, que permanecen en espera, un tanto pesimista, ante el deterioro de la situación internacional y la incertidumbre de precios y salarios".

El presidente de la Comisión Permanente Ejecutiva, José María Amusátegui -que sustituirá a Escámez en la presidencia de la entidad al inicio del próximo año- destacó en su intervención los resultados obtenidos en 1991. El pasado año, el BCH obtuvo unos beneficios después de impuestos, de 72.477 millones de pesetas, lo que representa un aumento superior al 8% respecto al ejercicio anterior.

La junta acordó dedicar la mitad de estos recursos a incrementar las reservas. Esta aportación y las plusvalías afloradas en el proceso de fusión supondrán un importante aumento de los recursos propios que a finales de 1991 se sitúan en 591.000 millones de pesetas. El balance consolidado del grupo financiero supone unos activos de 10 billones de pesetas, de los que seis billones son recursos depositados por clientes.

Integración avanzada

En relación con el proceso de fusión, Amusátegui señaló que "la estructura organizativa del Grupo Central Hispano se encuentra ya plenamente definida e integrada en sus grandes áreas funcionales". Añadió que desde el punto de vista del cliente, y para el 90% de las operaciones, la red de oficinas es también ya una red operativa única. Amusátegui, quién dirigió calurosos elogios de despedida a Escámez, manifestó que "pretendemos desarrollar el Grupo Central Hispano sobre los criterios de banca mixta y de excelencia en la gestión, es decir, como el mejor grupo bancario, Financiero e industrial español en tamaño, rentabilidad y calidad de servicio".

Escámez afirmó que el grupo de empresas del BCH constituyen el grupo industrial privado más importante del país, con 2,1 billones de facturación, equivalentes aproximadamente al 4% del Producto Interior Bruto (PIB), y precisó que "no tenemos autocartera".

Lajunta aprobó un dividendo íntegro de 210 pesetas por acción, lo que supone un incremento del 5%. También ratificó los nombramientos provisionales de los consejeros Manuel Olivencia Ruiz y Eugenio Coppola di Canzano.

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