"Tengo que entrar como sea"
"Vengo desde Suecia y me marcho mañana. Tengo billete y voy a entrar como sea". Alrededor de 500 personas -entre ellas este airado sueco-, forcejearon ayer con la policía hasta conseguir acceder al recinto de La Cartuja, a pesar de que sus entradas no eran válidas para la inauguración. Las agencias de viajes de sus países no les habían advertido de las restricciones de público por la presencia real en la Expo y la necesidad de una invitación especial.El tono de las discusiones subió hasta terminar en un enfrentamiento fisico con la policía de un canadiense, que intentó fotografiar a un agente mientras hacía ademán de pegarle, y la detención de un francés que trató de saltar las vallas.
La falta de información fuera de Sevilla sobre las formas para acceder al recinto motivó ayer escenas de protesta en casi todas las puertas. Algunos visitantes pretendieron entrar con boletos regalados por la Expo hace cuatro años que debían haber canjeado en sólo diez días de diciembre pasado.
"¡Viva la tecnología punta!, el chisme este falla más que una escopeta de mixtos". Los sevillanos propietarios del pase de temporada, que madrugaron para ser los primeros en visitar "su Expo", no escatimaron puyas contra el sistema de acceso por huella digital. "No me sirve, dicen que tengo que verificar otra vez la huella, pero yo ya estoy harta", se lamentaba con la cara desencajada una joven que ya había acudido varias veces a comprobar la validez de su tarjeta. Otros, aprovechaban la apertura del torno para entrar de dos en dos.
El acceso por los torniquetes con el abono fue lento y difícil, con una media de uno a cinco minutos por cada visitante, por lo que la hilera de aspirantes a penetrar mediante esta modalidad alcanzó varios metros en pocos minutos.
Y es que durante el día de ayer entraron a la isla de La Cartuja muchos miles de personas. Fuentes de la organización cifraban en 130.000 las visitas hasta las ocho de la tarde, mientras otros medios de la Sociedad Estatal elevaron el número hasta 180.000. No obstante, se calculaba que hasta las dos de la madrugada de hoy, hora prevista para el cierre de la isla, el cómputo total de visitas se elevara a 200.000, cifra que coincide con la facilitada ayer por el vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra. El mayor número de entradas se registró en el puente de La Barqueta por el que accedieron, hasta media tarde, 45.000 personas.
Curro, la mascota oficial de la muestra, supo ayer lo que es un baño de multitudes. Cientos de niños, padres y abuelos, se abalanzaron sobre el orondo pájaro para fotografiarse con él.
En La Cartuja hubo ayer muchas risas pero también algunas lágrimas. A las diez de la mañana, justo en el momento en que un dragón chino se contoneaba ante la divertida concurrencia de la puerta de Itálica, un anciano tenía que ser evacuado en ambulancia con síntomas de padecer un infarto, ante la desesperación de su esposa.
Tras unos segundos de incertidumbre y nervios, el enfermo fue trasladado urgentemente a uno de los centros sanitarios del recinto donde le tranquilizaron a él y a su esposa: el infarto era sólo una lipotimia.
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