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El río de lava del Etna se detiene ante el pueblo amenazado

El brazo principal del río de lava ardiente del Etna que surgió el pasado mes de diciembre se paró ayer, a poco menos de un kilómetro de Zafferana Etnea, la localidad siciliana amenazada en esta ocasión por el volcán. El éxito parcial de algunas de las explosiones provocadas en lo alto de la montaña contribuyó, al parecer, a detener la amenaza. Sin embargo, la experiencia modera la euforia de los expertos y vecinos. Todos temen que se trate sólo de una tregua. Las explosiones han sido relegadas a un segundo plano. El uso de dinamita para desviar el cauce del magma se desestimó ayer, entre otras razones porque el Ayuntamiento de Zafferana Etnea decidió el martes por la noche no consentir la desviación del río incandescente, que podría librar del peligro a una parte del pueblo para llevarlo a otra.

Los técnicos -decidieron dar prioridad a los bloques de cemento armado, que se deslizarán por una plataforma de acero y deberán obstruir el recorrido subterráneo de la lava y provocar lo que el profesor Franco Barberi, coordinador de los trabajos que se realizan para aplacar el volcán, ha llamado una trombosis.

El flujo fundamental de la lava transcurre por encima de los 2.000 metros de altura y sería allí donde los expertos querrían lanzar una especie de asalto definitivo -que, todos temen transitorio- al Etna.

"Si lográramos detener, aunque fuera sólo por unos minutos, el río de lava", decía ayer Franco Barberi, 'Trendríamos todos sus brazos, porque si no reciben el empuje desde aquí arriba no tienen ninguna capacidad para avanzar". "Por ello", seguía Barberi, "hablamos de forzar una trombosis. Considerando la galería principal de lava como una vena, queremos crear una obstrucción para que el magma la hinche, estalle y salga por los lados sin seguir su curso en el interior de la vena. Ello permitiría que la lava se perdiera en numerosos riachuelos, que se enfriarían rápidamente".

La operación quieren realizarla hoy, si el tiempo lo permite, tras montar dos plataformas, una de sostenimiento y la otra para acoger los bloques de dos toneladas de cemento armado que serán depositados sobre ella por helicópteros introducidos en el canal por el que corre el magma.

La población reza y se desespera alternativamente, en esta Semana Santa de auténtico calvario, y el Ejército sigue preparado para proceder a la evacuación de los habitantes de Zafferana Etnea si fuera preciso. Y, entretanto los expertos desatan una y mil polémicas sobre la forma en que se están llevando a cabo los trabajos para detener el fuego del Etna.

El vulcanólogo francés Harun Tazieff, que en 1983 fue llamado para calmar la ira del volcán siciliano, ha dicho que en las operaciones actuales faltan ingenieros con experiencia. "Yo habría hecho lo mismo que entonces", aseguró ayer. 'Treparamos hornillos de pocos centímetros de diámetro y dos metros de profundidad en el muro de lava e hicimos explotar pequeñas cargas, todas a la vez. Poner cargas grandes y fuera del río de lava no sirve para nada, como no ha servido el lanzamiento de bloques de hormigón".

El profesor Barberi le respondió rápidamente que un vulcanólogo debe hablar desde el teatro de operaciones y que ahora no existen condiciones para repetir aquella experiencia.

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