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Turquía, cerca al PKK

Ankara atiza las disputas entre kurdos y amenaza con bombardear sus bases en Líbano

Turquía ha iniciado una guerra sin cuartel para bloquear al Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK), que lucha por la independencia del Kurdistán turco. De un lado, y apoyada por Irak, está agitando el antiguo y eficaz mecanismo de autodestrucción de los kurdos: el conflicto interno de un pueblo repartido por cuatro países, para debilitar aún más su patética marcha en busca de una patria y de la libertad. De otro, amenaza a Líbano para que cierre los campos de entrenamiento que el PKK tiene en su territorio y presiona a Siria para que deje de apoyarlo.

Consciente de que el Frente Kurdo iraquí funciona como un Gobierno de facto en el norte de Irak, Turquía está exigiendo cooperación kurda para aplastar al PKK y destruir el sueño independentista en el sureste. Masud Barzani, líder del Partido Democrático Kurdo (PDK), la fuerza más importante de las ocho que integran la coalición del Frente Kurdo iraquí, empeñado en mantener buenas relaciones con Ankara, ha demostrado ser receptivo de las prioridades turcas.Barzani quiere a toda costa impedir que la ofensiva del PKK, que dirige Abdulá Apo Ocalán, estropee sus valiosos contactos con Ankara. Los turcos se han convertido en aliados del Frente Kurdo iraquí y actúan como puente estratégico entre los kurdos de Irak y Occidente en la campaña contra Bagdad.

De ahí que si las no muy veladas advertencias de los últimos días se cumplen, las próximas víctimas de la tragedia kurda no van a caer solamente por las balas de Turquía o de Irak. Esta vez, la munición y los muertos los podrían poner los propios kurdos, luchando entre ellos.

"El Frente Kurdo va a tomar medidas para impedir que el PKK siga realizando incursiones contra Turquía desde sus bases en Irak. Vamos a cortarles el acceso", dijo la semana pasada Hoshyar Zebari, un alto funcionario del PDK. En círculos kurdos, sus palabras equivalen a una declaración de guerra intestina, que se perfila inevitable y cruenta.

Con una fuerza aproximada de 10.000 guerrilleros bien armados, entrenados y alimentados, el PKK de Apo difícilmente va a tolerar que Barzani torpedee su actual "ofensiva de la primavera", la más tenaz campaña en los cuatro años de lucha independentista en el sureste turco.

Mientras, el ministro del Interior turco, Ismet Sezgin, viajó a Siria para exigir a ese Gobierno que deje de apoyar a Apo -residente en Damasco- y a sus hombres. Sezgin, que llegó acompañado de una importante delegación de comandantes y funcionarios encargados de la lucha contra el PKK, señaló que el objetivo de su viaje es que Damasco adopte las medidas necesarias para poner fin a las actividades terroristas que si filtran a través de la frontera común y "amenazan la estabilidad y la integridad territorial de Turquía".

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A su vez, el embajador de Ankara en Beirut, Aydan Karahan, s entrevistó con el ministro libanés de Exteriores, Fares Buez, a quien entregó la firme advertencia de su Gobierno de que si no cierra los campos de entrenamiento que el PKK tiene en el valle de la Bekaa, "Turquía no excluye, entre sus opciones, un ataque militar" a eso campos.

Pero, por una de esas frecuentes coincidencias de intereses entre enemigos de Oriente Próximo, lo mejor que podría ocurrir a Turquía e Irak es que Masud Barzani y Abdulá Ocalán pasasen de las palabras a los hechos. Una guerra intestina distraería la atención y consumiría las energías de las organizaciones guerrilleras kurdas.

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