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El Madrid fracasa frente al colista

El Madrid fracasó en Mallorca. Jugó mal y sin intensidad. Todos los viejos defectos del equipo salieron a la superficie frente al último de la tabla: el juego lento, la falta de claridad y un aire de superioridad que no venía a cuento. Al final sacó un empate y quizá le llegue el día de acordarse del punto que concedió en Mallorca.El partido se jugó sin tensión, al menos con pocos síntomas de nerviosismo en los dos equipos. Sin embargo, era un choque crucial. El Mallorca llegaba medio ahogado a un duelo que podía hundirle en la Segunda. El Madrid necesitaba conseguir un colchón de seguridad frente al Barcelona en el último tramo de la Liga. Podía esperarse un encuentro agrio, de fútbol impaciente. No fue así. Discurrió todo de forma amable, sin roces y con un juego muy lineal.

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Llegaba el Madrid al encuentro con buenos antecedentes. En la últimas semanas se había mostrado como un equipo aguerrido, con una tendencia más vertical que en el pasado. El Mallorca aparecía en el camino como un obstáculo menor. Por el campo balear habían salido ganadores el Barça y el Atlético de Madrid. Para un equipo de pretensiones, el Luis Sitjar es un campo de trámite. Pero el Madrid estuvo comodón y salió trasquilado.

El Madrid permitió que el Mallorca jugara sin ahogo. En situaciones así, cualquier líder hace valer su condición para meter el miedo en los equipos pobres. Se trata de ventilar el partido pronto, sin tiempo para que el débil respire. Es la ley del fútbol. Sirve para ganar campeonatos desde hace 100 años. Con este panorama, el Madrid no ejerció de jefe de la Liga.

Los locales pudieron mover la pelota y cuidar la defensa. La tesis del Madrid era que el peso de la lógica le daría la victoria. Salió a jugar al paso, con un fútbol de trote corto, a la espera de alguna ocurrencia.

Con esta manera de entender el partido, el Madrid tuvo pocas ocasiones, repartidas con cierta regularidad en la primera parte y con avaricia en la segunda. Dependieron siempre del toque de ingenio de los jugadores. En el m. 26, Michel lanzó un pase soberbio a Hierro, que apareció libre en el área. Pero esta vez Hierro pegó a la pelota de mala manera y la pelota salió fuera. Seis minutos después, Hagi protagonizó uno de los mejores momentos de la tarde con un cañonazo a la escuadra que salvó Stelea en un vuelo estupendo.

El Madrid confió demasiado en su habilidad. Jugó muy parado, con una tendencia casi insufrible a amasar la pelota. No tuvo agresividad desembarazarse de un rival que vivio con más comodidad de la prevista. El Mallorca se metió en su cancha y esperó a un equipo muy lento. El curso del partido se rebeló contra el Madrid. Comenzó el Madrid a Como tampoco hubo cera, el partido tuvo la línea blanda de los entrenamientos: un peñazo.

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