Yeltsin promete dejar el puesto de primer ministro

El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, prometió ayer dejar el puesto de primer ministro dentro de tres meses y reorganizar la estructura del Gobierno, introduciendo algunos cambios de importancia. Estas concesiones las hizo Yeltsin en una apasionada intervención ante el Congreso de los Diputados del Pueblo en la que criticó abiertamente el proyecto de resolución sobre la reforma económica aprobado como base de discusión por el propio pleno minutos, antes.

Sus palabras tuvieron la virtud de contrapesar la vigorosa presión que los conservadores están haciendo desde que el Congreso inició sus sesiones."El vuelco es significativo. Ahora de lo que se trata es de reforzarlo", declaró Víktor Sheinis, miembro del grupo Rusia Democrática, tras la intervención presidencial. La mayoría de los diputados pensaba por la tarde que el presidente lograría hacer aprobar en la votación que se prevé para hoy las enmiendas al proyecto de resolución que ha propuesto.

Yeltsin hablé poco antes del mediodía, cuando inesperadamente el jefe del Parlamento, Ruslán Jasbulátov, antes de comenzar a discutir las enmiendas a la Constitución, le pidió que informara sobre el Tratado de la Federación, recientemente firmado. Esta proposición pilló al presidente por sorpresa, pero tras unos instantes de indecisión descendió a la tribuna.

"Ante todo quisiera hablar sobre el proyecto de resolución adoptado como base de discusión", comenzó Yeltsin para sorpresa, ahora, de Jasbulátov y del resto de los diputados, "que no puede satisfácerme". Lo que no puede aceptar el presidente es el punto tercero, por el que se le da un mes para que presente ante el Parlamento la Ley del Consejo de Ministros de Rusia y para que someta a consideración del Parlamento tanto al candidato a primer ministro como a los del resto de las carteras. "Ese plazo es totalmente irreal", dijo, y pidió que se le permitiera presentar dicho proyecto de ley -con cuya aprobación automáticamente cesan los poderes extraordinarios concedidos por el Congreso anterior- en octubre para que sea aprobado en diciembre.

"No quiero ir a una confrontación con el Congreso, en primer lugar porque tanto a ustedes como a mí nos ha elegido el pueblo. Nuestra tarea es encontrar juntos soluciones y juntos realizarlas", declaró, tendiendo la mano a los parlamentarios y desechando la amenaza de convocar un referéndum, que significaría la guerra abierta con el legislativo.

Yeltsin prometió una vez más que haría una serie de correcciones del curso de la reforma y que modificaría la estructura del Gobierno para que éste corresponda a "las condiciones de una economía de mercado". Sobre el Gabinete actual dijo que el "equipo es valiente e interesante", pero que inmediatamente después del Congreso cambiaría a algunos ministros.

Yeltsin, sin embargo, no está dispuesto a dejar por ahora el puesto de primer ministro -"hasta que no esté claro que no habrá un retroceso; hasta que las reformas sean irreversibles"-, aunque admite que simultanear este cargo con el de presidente "es sumamente duro". Pero dentro de unos tres meses, "sin lugar a dudas", presentará un candidato a primer ministro. "No me presionen para que lo haga ahora, en el plazo de un mes", pidió. Al mismo tiempo, prometió que durante el Congreso iba a nombrar a un primer viceprimer ministro encargado de la industria.

Los que más posibilidades tienen de acceder al cargo, según los analistas, son Arkadi Volski, jefe de la Unión de Empresarios, y Vladímir Shumeiko, vicepresidente del Parlamento. Los diputados desean que esta persona sirva de contrapeso a Yegor Gaidar, el máximo responsable de la reforma económica.

Yeltsin ha encargado al veterano diplomático Yuri Dubinin, ex embajador soviético en España, la resolución de su disputa con Ucrania sobre la Flota del Mar Negro.

[El Gobierno belga decidió ayer expulsar "por espionaje" a cuatro miembros de la Embajada rusa en Bruselas, informa France Press].