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Las empresas de EE UU prevén este año las peores ventas desde 1983

Victoria Carvajal

ENVIADA ESPECIAL, La Administración y los economistas consideran que la economía de EE UU ha salido de la recesión. Algunos datos positivos de febrero en la creación de empleo, la construcción de nuevas viviendas y la venta de bienes al por menor apoyan este diagnóstico, que contrasta notablemente con el sentir de los directores de las compañías, quienes esperan registrar las peores ventas en nueve años durante los tres primeros meses de 1992. Durante este periodo, el número de bancarrotas seguirá aumentando después de que en 1991 este indicador alcanzara su récord al cerrar actividades 87.266 compañías.

"Como economista sí puedo decir que la recesión ha terminado, pero vaya usted a decírselo a los directores de las compañías-. ninguno estaría de acuerdo", señala Douglas Handler, uno de los directores del departamento de análisis de Dun & Bradstreet, la entidad más grande de información sobre empresas del mundo. Según un estudio de Dun & Bradstreet, en el que recoge la opinión de 3.000 ejecutivos de EE UU, las expectativas de ventas y beneficios para el primer trimestre de este año son las más bajas desde que terminó la anterior recesión en 1983. Los empresarios se muestran pesimistas sobre el futuro próximo, pese al fuerte impulso que ha registrado el mercado de valores y la técnica salida de la recesión.La incipiente recuperación económica está basada en datos todavía algo contradictorios. El aumento de las ventas al por menor y de la construcción de nuevas viviendas es la prueba más convincente hasta el momento de que la persistente recesión ha tocado fondo. Sin embargo, el sector de manufacturas no ha reaccionado aún -de hecho el consumo de bienes duraderos (electrodomésticos, etcétera) cayó un 0, 1 % en febrero, y por ello la creación de empleo es más lenta de la esperada- "El panorama es más esperanzador, pero es difícil saber si es definitivo", dice Nathaniel Semple, vicepresidente del Comité para el Desarrollo Económico, una entidad de investigación independiente que agrupa a 25 5 ejecutivos de grandes compañías norteamericanas.

Mientras, el número de bancarrotas sigue aumentando. La contracción económica de los últimos dos años después de un período de fuerte expansión durante los ochenta está provocando numerosos cierres de empresas. El año pasado en Estados Unidos 87.266 compañías cerraron su actividad incapaces de hacer frente a sus deudas. El pasivo acumulado relacionado con estas quiebras se disparó un 96% con respecto a 1990, hasta alcanzar los 108.800 millones de dólares (11 billones de pesetas). "Muchas de las operaciones de levera ged-by-out (apalancamiento de deuda) siguen apareciendo en la prensa con grandes titulares, pero esta vez como quiebras", explica Joseph Duncan, vicepresidente de Dun & Bradstreet. Duncan cree que el actual y todavía débil crecimiento de la economía mantendrá elevado el número de quiebras por lo menos durante los primeros meses de este año.

Los más afectados

Los sectores más severamente afectados por las bancarrotas fueron el financiero, seguros e inmobiliario, donde las quiebras aumentaron un 53% con respecto a 1990. El impago de los créditos del sector inmobiliario, en grave crisis, ha afectado duramente a los bancos. También la crisis de las cajas de ahorro, pendiente por resolver desde hace más de dos años, ha deprimido al sector.Aunque el despertar de la economía norteamericana es sentido de forma muy distinta por empresarios y economistas -y más cuando George Bush afronta la recta final de la carrera hacia la renovación de su presidencia-, ambos grupos coinciden en criticar que no hay una fuerza política en la actual campaña presidencial capaz de hacer frente a los problemas estructurales que arrastra la economía: el enorme déficit presupuestario (que alcanzará los 400.000 millones de dólares en 1992) y la falta de ahorro, que ponen en peligro el crecimiento a largo plazo. "Algunos de los desequilibrios de los ochenta se están corrigiendo, pero los objetivos resultan ser muy a corto plazo esclavos de la dinámica política", señala un economista cercano al Senado.

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