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Andorra celebra comicios hoy sin haber corregido sus estigmas feudales

Andorra celebra hoy elecciones generales para renovar su Parlamento. Este microestado, que suscribió un ventajoso acuerdo comercial con la Comunidad Europea (CE) sigue siendo anacrónico en la llamada Europa sin fronteras. Tiene dos copríncipes o jefes de Estado: el presidente francés y el arzobispo de La Seu d'Urgell, el único mitrado que, junto al Papa en el Vaticano, ostenta un poder temporal y muy terrenal. El minúsculo principado pirenaico carece de Constitución, tiene 60.000 habitantes, de los que sólo 8.500 -los andorranos con derecho a voto- pueden acudir hoy a las urnas, y apenas si sabe lo que son los impuestos pese a contar con una de las rentas per capita más altas de Europa. Pretender clasificar a los partidos políticos andorranos en corrientes conservadoras o progresistas es casi una utopía en uno de los países con mayor índice de negocios por habitante -casi hay un establecimiento por cada uno de los 11.000 andorranos nacionalizados como tales-, y que recibe la visita anual de más de tres millones de compradores.Una de las consecuencias de esta vorágine mercantil es la tradicional comunión existente entre negocio y política. No es de extrañar que Josep Pintat, ex presidente del Gobierno, y su predecesor, el actual jefe del Ejecutivo en funciones, Óscar Ribas, hayan compartido negocios pese a que representan, sobre el papel, tendencias opuestas, el segundo más aperturistas.

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